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Cierra UNIDAD y RESISTENCIA

Hace dos años y medio que un reducido grupo de personas pusimos en marcha UNIDAD y RESISTENCIA, como expresión de la necesidad de resistir, en el terreno de la opinión y de la información, la oleada reaccionaria que se nos venía encima. Y como medio para luchar por la Unidad de las fuerzas anticapitalistas y antiimperialistas.
Este proyecto no hubiera sido posible sin la colaboración desinteresada de compañeras y compañeros que nos suministraban sus artículos o que nos hacían llegar los enlaces a artículos significativos y de máximo interés. A todas y todos ellos, nuestro máximo agradecimiento, así como a las más de 295.000 lectoras y lectores de este digital, cuya fidelidad nos ha ido animando a pelear cada día.
Creemos haber contribuido modestamente a la resistencia popular y a que hoy la Unidad sea una necesidad absolutamente sentida en el seno del pueblo, tanto en Canarias como en España.
Sin embargo, no hemos conseguido traducir todo este trabajo en una expresión organizada. Y, tal como explicaba Lenin, "la revolución no se hace, sino que se organiza". Por eso hemos decidido cambiar la prioridad de nuestro esfuerzo, dar por concluido el ciclo de UNIDAD y RESISTENCIA, a partir de este 20 de julio, y aprestarnos a contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, a la formación y a la organización de un partido revolucionario, del que hoy carece Canarias y también España.
Seguimos convencidos de que la Revolución es la Unidad, y la Unidad es la Revolución, como proclamaba el PRCC. Vendrán otras gentes y otros tiempos. Seguro que, en el trabajo y en el combate, volveremos a encontrarnos con todos ustedes. Más temprano que tarde, en el camino a la victoria, hacia la República Socialista Canaria.
Gracias a todas y todos.
Comité de Redacción de UNIDAD y RESISTENCIA
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BRICS, potente contrapeso a la hegemonía de Washington
ÁNGEL GUERRA CABRERA
Varios acontecimientos acaecidos en los últimos días en nuestra región han dado un importante impulso a la nueva configuración geopolítica multipolar, gestada en América Latina y el Caribe desde la llegada de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela (1999). Propiciada a escala internacional por la irrupción de la locomotora económica china y la recuperación por Rusia –potencia nuclear de primer orden– de su independencia, unida a una brillante proyección geoeconómica de su riqueza en hidrocarburos y a sus eficaces contragolpes a Estados Unidos a partir de 2008 (derrota de Georgia apoyada por Washington y Tel Aviv). Igualmente, debido a la creciente coordinación de políticas entre ambas con los demás miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái, de la Unión Económica Euroasiática y del BRICS.
Sobresale la celebración de la sexta cumbre del BRICS en Fortaleza, Brasil, con la asistencia de sus líderes: Dilma Roussef, presidenta del país anfitrión; Vladimir Putin, de Rusia; Narendra Modi, premier de India, y los presidentes de China y Suráfrica Xi Jinping y Jacob Zuma. Cabe subrayar que estos países mantuvieron a flote la economía mundial después de la crisis de 2008 y que China ha sido palanca del crecimiento económico suramericano.
Con el tema Crecimiento inclusivo: soluciones sustentables, la cumbre estremeció las finanzas internacionales con la creación del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) de los BRICS con un capital autorizado de 100 mil millones de dólares. La institución canalizará sus fondos principalmente a infraestructura de sus miembros sin las exigencias del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) contra el bienestar y la soberanía de los pueblos. Complementado por el Acuerdo Contingente de Reserva (ACR), por igual cantidad para proteger los sistemas financieros de sus miembros de la volatilidad especulativa. Dilma no descartó la posibilidad de que otros países de fuera del grupo puedan sacar provecho del apoyo económico del NBD y del ACR.
La cumbre acordó la Declaración de Fortaleza, que censura al BM y al FMI y cuestiona explícita o implícitamente los esquemas ideológicos, económicos y políticos instaurados en el mundo a consecuencia del Consenso de Washington y del ciclo de guerras iniciado con las ocupaciones estadunidenses de Afganistán e Irak. Aboga por un mundo de inclusión y paz, donde impere el diálogo, la solución política de los conflictos y el respeto a las soberanías nacionales sobre la base del derecho internacional y –en obvia alusión a Estados Unidos- condena las acciones unilaterales que pueden beneficiar al que las realiza, pero perjudican a la gran mayoría.
Aunque no se refiere directamente a la actual agresión israelí contra Gaza, toma una postura opuesta a la de Tel Aviv, Washington y su comparsa europea en el conflicto palestino-israelí al expresar que debe solucionarse con base en las resoluciones de la ONU, en el respeto a las fronteras existentes en 1967 y considera un impedimento para ello la construcción de nuevos asentamientos judíos en los territorios ocupados por Israel.
Otro hecho de gran relevancia de esta cumbre es la participación en su tercer día de sesiones, esta vez en Brasilia, de los países miembros de Unasur, mucho más cuando Putin se había pronunciado la víspera de su viaje a la región “por una América Latina unida, sostenible e independiente”, añadiendo antes de iniciarse la cita que los Brics buscarán “evitar una cacería de países que discrepan de Estados Unidos”.
La gira latinoamericana de Putin merece capítulo aparte por su tónica amistosa y contundentes resultados: condonación de la abultada deuda de Cuba con la ex URSS y concreción de 10 convenios de cooperación junto a fuertes inversiones en petróleo de aguas profundas y en varios sectores estratégicos de la economía cubana; muy importantes acuerdos con Brasil y Argentina, todos también en sectores estratégicos como la energía nuclear, que impulsarán el desarrollo económicos de ambos países. Existe justificada expectación con las inminentes visitas oficiales del líder chino Xi Jinping a Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba así como su reunión con el cuarteto de la Celac.
Incluyo en este balance la exitosa organización por Brasil de la Copa Mundial de Futbol, en la que además de superarse los ingresos esperados por turismo no se produjo ninguno de los dramáticos escenarios vaticinados por la campaña mediática imperialista en contubernio con la derecha brasileña.
[Twitter: @aguerraguerra]
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¿Qué pasó realmente en la Plaza de Tiananmen hace 25 años? La masacre que no fue.
BRIAN BECKER
Hace veinticinco años en la actualidad, todos los medios de comunicación en EE.UU., junto con el entonces presidente George W. Bush y el Congreso de EE.UU. azotaban una histeria frenética a escala completa y un ataque contra el gobierno chino por lo que se describió como la masacre a sangre fría de miles de no -violentos estudiantes “pro-democracia” que habían ocupado la plaza de Tiananmen durante siete semanas.
La histeria generada por la “masacre” de la plaza de Tiananmen estaba basada en un relato ficticio sobre lo que realmente ocurrió y eso se comprobó cuando el gobierno chino despejó finalmente la plaza de manifestantes el 4 de junio de 1989.
La demonización de China fue muy eficaz. Casi todos los sectores de la sociedad de EEUU, incluyendo la mayor parte de la “izquierda”, aceptaron la presentación imperialista de lo que allí pasó.
En aquel momento la versión oficial del gobierno chino de los eventos fue tachada de inmediato como falsa propaganda. China informó de que unas 300 personas habían muerto en enfrentamientos el 4 de junio y que muchos de los muertos eran soldados del Ejército de Liberación Popular. China, insistió en que no hubo masacre de ningún estudiante en la Plaza Tiananmen y de hecho los soldados despejaron la Plaza de Tiananmen de manifestantes sin ningún disparo.
El gobierno chino también afirmó que los soldados desarmados que estaban en la plaza de Tiananmen en los dos días anteriores al 4 de junio fueron incendiados y linchados con sus cadáveres colgados de los autobuses. Otros soldados fueron incinerados cuando los vehículos militares fueron incendiados con los soldados que no se podían escapar, y muchos otros resultaron gravemente golpeados por ataques de turbas violentas.
Estas historias eran ciertas y bien documentadas. No sería difícil imaginar cómo habrían reaccionado de violentamente el Pentágono y las agencias policiales de Estados Unidos si el movimiento Occupy, por ejemplo, hubiera, de manera similar, prendido a soldados y policías con fuego, y los hubieran linchado cuando el gobierno estaba tratando de despejar los espacios públicos.
En un artículo el 5 de junio de 1989, el Washington Post describió cómo habían organizado a los combatientes antigubernamentales en formaciones de 100 a 150 personas. Estaban armados con cócteles molotov y palos de hierro, para enfrentarse con el P.L.A. que todavía estaban sin armas en los días previos al 4 de junio.
Lo qué pasó en China, lo que costó la vida a los opositores del gobierno y a los soldados el 4 de junio, no fue una masacre de estudiantes pacíficos, sino una batalla entre soldados del EPL y destacamentos armados del llamado movimiento pro-democracia.
“Por una avenida en el oeste de Beijing, los manifestantes prendieron fuego a un convoy militar entero de más de 100 camiones y vehículos blindados. Fotos aéreas del incendio y columnas de humo han reforzado poderosamente los argumentos del gobierno [chino] que las tropas fueron víctimas, no los verdugos. Otras escenas muestran cadáveres y manifestantes disparando con rifles automáticos a los soldados que no ofrecían resistencia “, admitió el Washington Post en una historia que era favorable a la oposición contra el gobierno el 12 de junio de 1989.
The Wall Street Journal, la voz líder de la lucha contra el comunismo, sirvió como una animadora vociferante para el movimiento “pro-democracia”. Sin embargo, su cobertura después de 04 de junio reconoció que muchos “manifestantes radicalizados, algunos ahora armados con armas de fuego y vehículos requisados en los enfrentamientos con los militares” se estaban preparando para las luchas armadas más grandes. El informe del Wall Street Journal sobre los acontecimientos del 4 de junio retrata un cuadro vivo:
“A medida que las columnas de tanques y decenas de miles de soldados se acercaron Tiananmen muchas tropas fueron atacadas por turbas enfurecidas … Docenas de soldados fueron sacados de camiones, severamente golpeados y dejados por muerto. En una intersección al oeste de la plaza, el cuerpo de un joven soldado, que había vencido a la muerte, fue desnudado y colgado de un lado de un autobús. Otro cadáver de un soldado fue colgado en un cruce al este de la plaza”.
LA MASACRE QUE NO FUE
En los días inmediatamente después del 4 de junio de 1989 los titulares, artículos y editoriales del New York Times utilizan la figura de “miles” de activistas pacíficos fueron masacrados cuando el ejército envió tanques y soldados a la plaza. El número que el Times estaba utilizando como una estimación de muertos fue de 2.600. Esa cifra se utilizó como el número de estudiantes activistas que fueron acribillados en Tiananmen. Casi todos los medios de comunicación estadounidenses informaron de “muchos miles” muertos. Muchos medios de comunicación dijeron que unos 8.000 habían sido sacrificados.
Tim Russert, Jefe de la Oficina en Washington de la NBC, que aparece más adelante en Meet the Press dijo que “decenas de miles” murieron en la plaza de Tiananmen.
La versión novelada de la “masacre” fue posteriormente corregida en pequeña medida por los periodistas occidentales que habían participado en las fabricaciones y que estaban dispuestos a retocar el registro para que puedan decir que hicieron “correcciones”. Pero para entonces ya era demasiado tarde y ellos lo sabían también. La conciencia pública había sido formada. El falso relato se convirtió en el discurso dominante. Habían masacrado con éxito los hechos para ajustarse a las necesidades políticas del gobierno de los EEUU.
“La mayoría de los cientos de periodistas extranjeros, aquella noche, incluido yo, estábamos en otras partes de la ciudad o fueron retirados de la plaza para que no pudieran presenciar el último capítulo de la historia de los estudiantes. Los que intentaron permanecer cerca de los dramáticos eventos y que, en algunos casos, son los que reforzaron el mito de una masacre de estudiantes”, escribió Jay Mathews, primer jefe de la oficina del Washington Post en Beijing, en un artículo de 1998 en el Columbia Journalism Review.
El artículo de Mathews, que incluye sus propias admisiones a usar la terminología de la masacre de la Plaza Tiananmen, llegó nueve años después de los hechos y reconoció que las correcciones más tarde tuvieron poco impacto.
“Los hechos de Tiananmen han sido conocidos durante mucho tiempo. Cuando Clinton visitó la plaza este mes de junio, tanto el diario The Washington Post y The New York Times explicó que nadie murió allí [en la plaza de Tiananmen] durante la represión de 1989. Pero se trataba de una breve explicación al final de los artículos largos. Dudo que ellos hicieron mucho para acabar con el mito”.
En aquel momento todos los informes sobre la masacre de los estudiantes básicamente decían lo mismo y por lo tanto, parecía que debería ser la verdad. Sin embargo, estos informes no se basaron en testimonios de testigos presenciales.
LO QUE REALMENTE OCURRIÓ
Durante siete semanas previas al 4 de junio, el gobierno chino se contuvo extraordinariamente en no enfrentar a los que paralizaron la zona central de la capital de China. El Primer Ministro se reunió directamente con los líderes de la protesta y la reunión se transmitió en la televisión nacional. Esto no hizo distender la situación sino que envalentonó a los líderes de la protesta que sabían que tenían el pleno respaldo de los Estados Unidos.
Los líderes de la protesta erigieron una enorme estatua que se parecía a la Estatua de la Libertad de los Estados Unidos en medio de la plaza de Tiananmen. Ellos estaban indicando a todo el mundo que sus simpatías políticas estaban con los países capitalistas y los Estados Unidos en particular.Proclamaron que continuarían las protestas hasta que el gobierno fuera derrocado.
Sin un final a la vista el liderazgo chino decidió poner fin a las protestas despejando la plaza de Tiananmen. Las tropas entraron en la plaza sin armas el 2 de junio y muchos soldados fueron golpeados, algunos fueron asesinados y sus vehículos militares fueron incendiados.
El 4 de junio, el EPL entró de nuevo en la plaza con armas. De acuerdo con los informes de los medios estadounidenses de la época es cuando soldados del EPL portando ametralladoras acribillaron las protestas pacíficas de estudiantes en una masacre de miles de personas.
China dijo que los informes de la “masacre” en la Plaza de Tiananmen fueron un invento creado tanto por los medios de comunicación occidentales y por los líderes de la protesta que utilizaron a unos dispuestos medios de comunicación occidentales como una plataforma para una campaña de propaganda internacional en sus intereses.
El 12 de junio de 1989, ocho días después de la confrontación, el New York Times publicó un “exaustivo”, pero de hecho, totalmente fabricado informe de testigos presenciales de la masacre de Tiananmen por un estudiante llamado Wen Wei Po. Estaba lleno de historietas detalladas de la brutalidad, asesinatos en masa, y batallas callejeras heroicas. Contó que había ametralladoras del EPL en la azotea del Museo de la Revolución con vistas a la plaza y los estudiantes eran acribillados en la Plaza. Este informe fue recogido por los medios de comunicación a lo largo y ancho de los EEUU.
Aunque tratado como el evangelio y una prueba irrefutable de que China estaba mintiendo, el informe de 12 de junio por el “testigo” Wen Wei Po era tan exagerado y era tan probable que desacreditaría al New York Times en China que el corresponsal del Times en Beijing, Nicholas Kristoff, quien había servido como portavoz de los manifestantes, tomó excepción a los puntos principales en el artículo.
Kristoff escribió en un artículo de junio 13: “La cuestión de dónde se produjeron los disparos tiene importancia debido a la afirmación del Gobierno de que nadie recibió un disparo en la Plaza de Tiananmen. La televisión estatal ha mostrado incluso el video de los estudiantes marchando pacíficamente de la plaza poco después del amanecer, como prueba de que no se habían sacrificado”.
“La escena central en el artículo del [testigo] es de tropas ametrallando estudiantes desarmados agrupados alrededor del Monumento a los Héroes del Pueblo en el centro de la Plaza de Tiananmen. Varios otros testigos, tanto chinos como extranjeros, dicen que esto no ocurrió “, escribió Kristoff.
“Tampoco hay evidencia de emplazamientos de ametralladoras en el tejado del museo de historia que fueron reportados en el artículo de Wen Wei Po. Este reportero se fue directamente a la zona del museo y no vio ametralladoras allí. Otros periodistas y testigos en los alrededores tampoco pudieron verlos”.
El tema central del artículo Wen Wei Po era que las tropas golpearon y posteriormente los estudiantes fueron ametrallados en el área alrededor del monumento y que una línea de vehículos blindados les cortaron la retirada. Pero los testigos dicen que los vehículos blindados no rodearon el monumento – se quedaron en el extremo norte de la plaza – y que las tropas no atacaron a los estudiantes agrupados en torno al monumento. Varios periodistas extranjeros estaban cerca del monumento esa noche también y de ninguno se sabe que hayan informado que los estudiantes fueron atacados alrededor del monumento, “Kristoff escribió en el 13 de junio 1989 artículo.
La versión del gobierno chino reconoce que hubo lucha callejera y enfrentamientos armados que se produjeron en los barrios vecinos. Dicen que aproximadamente trescientos murieron esa noche, incluyendo a muchos soldados que murieron por disparos, bombas molotov y palizas. Sin embargo, han insistido en que no hubo niguna masacre.
Kristoff también dice que hubo enfrentamientos en varias calles, pero refuta el informe del “testigo”, sobre una masacre de estudiantes en la Plaza Tiananmen,
“… En cambio, los estudiantes y una cantante de pop, Hou Dejian, estaban negociando con los soldados y decidieron salir de la plaza en la madrugada, 05 a.m.-06 a.m. Los estudiantes salieron todos juntos. La Televisión china mostró las escenas de los estudiantes saliendo de la plaza pacificamente hasta que esta se vació”.
INTENTO DE CONTRA-REVOLUCIÓN EN CHINA
De hecho, el gobierno de EEUU había participado activamente en la promoción de las protestas “pro-democracia” a través de una extensa campaña bien financiada, coordinada a nivel internacional con la máquina la propaganda que bombea rumores, verdades a medias y mentiras desde el momento en que las protestas comenzaron a mediados de abril 1989.
El objetivo del gobierno de EEUU fue llevar a cabo un cambio de régimen en China y derrocar al Partido Comunista de China, que había sido el partido en el poder desde la revolución de 1949. Dado que muchos activistas en el movimiento progresista de hoy no estaban vivos o eran niños en el momento del incidente de Tiananmen en 1989, el mejor ejemplo reciente de cómo funciona una operación de cambio de desestabilización / régimen imperialista se revela en el reciente derrocamiento del gobierno ucraniano. Las protestas pacíficas en el centro de la plaza reciben apoyo internacional, el financiamiento y apoyo de los medios de los Estados Unidos y las potencias occidentales; finalmente vienen bajo el liderazgo de los grupos armados, que son aclamados como luchadores por la libertad por el Wall Street Journal, Fox News y otros medios; y, finalmente, el gobierno elegido para el derrocamiento por la CIA será totalmente demonizado si utiliza la policía o de las fuerzas militares.
En el caso de las protestas “pro-democracia” en China en 1989, el gobierno de EE.UU. estaba tratando de crear una guerra civil. La Voz de América aumentó sus emisiones en idioma chino a 11 horas cada día y dirige la emisión “directamente a 2.000 antenas parabólicas en China operados en su mayoría por el Ejército de Liberación Popular” (New York Times, 9 de junio de 1989).
Las transmisiones de La Voz de América a las unidades del EPL estaban llenas de informes de que algunas unidades del EPL estaban disparando a las otras, y diferentes unidades eran leales a los manifestantes y otras personas estaban con el gobierno.
La Voz de América y los medios de comunicación de Estados Unidos trató de crear confusión y pánico entre los partidarios del gobierno. Justo antes del 4 de junio cuando se informó que el primer ministro de China Li Peng le habían disparado y que Deng Xiaoping estaba cerca de la muerte.
La mayoría en el gobierno de los EEUU y en los medios de comunicación esperaban que el gobierno chino iba a ser derribado por las fuerzas políticas pro-occidentales como estaba empezando a suceder con el derrocamiento de gobiernos socialistas en toda Europa oriental y central en aquel momento (1988-1991) tras la introducción de reformas pro-capitalistas por Gorbachov en la Unión Soviética en 1991.
En China, la “pro-democracia”, movimiento de protesta, fue liderada por los estudiantes privilegiados, bien relacionados de las universidades de élite que pedían expresamente la sustitución del socialismo con el capitalismo. Los líderes estaban particularmente conectados a los Estados Unidos. Por supuesto, otros miles de estudiantes que participaron en las protestas estaban en la plaza porque tenían motivos de queja contra el gobierno.
Pero el liderazgo imperialista conectado del movimiento tenía un plan explícito para derrocar al gobierno. Chai Ling, quien fue reconocido como el máximo líder de los estudiantes, concedió una entrevista a los periodistas occidentales en la víspera del 4 de junio en la que reconoció que el objetivo de los dirigentes era llevar a la población a una lucha para derrocar al Partido Comunista de China, que explicó sólo sería posible si podían provocar con éxito al gobierno para que ataque con violencia las manifestaciones. Esa entrevista se emitió en la película de la “Puerta de la Paz Celestial.” Chai Ling también explicó por qué no podían decirle al resto de los manifestantes estudiantiles sobre los planes reales de los líderes.
“La búsqueda de la riqueza es parte del impulso para la democracia”, explicó otro de los líderes estudiantes, Wang Dan, en una entrevista con el Washington Post en 1993, en el cuarto aniversario del incidente. Wang Dan fue a todos los medios de EEUU, antes y después del incidente de Tiananmen. Él era famoso por explicar por qué los líderes estudiantiles elitistas no querían que los trabajadores chinos se unieran a su movimiento. Afirmó que “el movimiento no está listo para la participación de los trabajadores porque la democracia primero debe ser absorbida por los estudiantes y los intelectuales antes de que pueda contagiar a los demás”.
Veinticinco años más tarde, EEUU sigue buscando un cambio de régimen y la contrarrevolución en China
La medida adoptada por el gobierno chino para dispersar el llamado movimiento pro-democracia en 1989 fue recibido con amarga frustración dentro de la clase política de Estados Unidos.
EEUU impuso sanciones económicas a China al principio, pero su impacto fue mínimo y tanto la clase política de Washington y los bancos de Wall Street se dieron cuenta de que las corporaciones y los bancos estadounidenses serían los grandes perdedores en la década de 1990 si se tratara de aislar completamente China cuando China estaba abriendo aún más su gran mercado de trabajo y las materias primas nacionales para la inversión directa de las corporaciones occidentales. Los grandes bancos y corporaciones ponen sus propios márgenes de ganancia primero, y los políticos de Washington tomaron el ejemplo de la clase multimillonaria sobre esta cuestión.
Pero el tema de la contrarrevolución en China alzará de nuevo la cabeza. Las reformas económicas que se inauguraron después de la muerte de Mao abrió el país a la inversión extranjera. Esta estrategia de desarrollo fue diseñada para superar rápidamente el legado de pobreza y el desarrollo insuficiente con la importación de tecnología extranjera. A cambio las corporaciones occidentales recibieron megaganancias. El liderazgo post-Mao en el Partido Comunista calculó que la estrategia beneficiaría a China en virtud de una rápida transferencia de tecnología desde el mundo imperialista a China. Y, de hecho, China ha hecho grandes avances económicos. Pero además de desarrollo económico también ha desarrollado una clase capitalista muy grande dentro de China y una parte importante de esa clase y sus hijos están siendo cortejada por todos los tipos de instituciones financiadas por el gobierno de EEUU, las instituciones financieras de Estados Unidos y los centros académicos de Estados Unidos.
El Partido Comunista de China se divide también en facciones y tendencias pro-estadounidenses y pro-socialistas.
Hoy, el gobierno de Estados Unidos está aplicando cada vez más la presión militar sobre China. Se está acelerando la lucha contra el ascenso de China al consolidar nuevas alianzas militares y estratégicas con otros países asiáticos. También tienen la esperanza de que con suficiente presión con alguno en el liderazgo chino de los que están a favor de abandonar Corea del Norte se pueda conseguir algo.
Si la contrarrevolución tuviera éxito en China las consecuencias serían catastróficas para el pueblo chino y para la China. En China ocurriría como sucedió con la Unión Soviética, cuando fue derrocado el Partido Comunista de la Unión Soviética. La misma suerte corrió la ex Yugoslavia. La contrarrevolución y el desmembramiento de China tendrían un retroceso a toda velocidad. Sería frenar el espectacular ascenso pacífico de China desde el subdesarrollo. Durante décadas se ha producido un debate serio dentro del establishment en la política exterior de los EEUU sobre el desmembramiento de China, lo que debilitaría a China como nación y permitiría a los Estados Unidos y las potencias occidentales apoderarse de sus partes más lucrativas. Este es precisamente el escenario que ofrecía China en su siglo de humillación cuando las potencias capitalistas occidentales dominaron el país.
La Revolución China ha pasado por muchas etapas, las victorias, retiros y reveses. Sus contradicciones son innumerables. Pero aún así ahí está. En el enfrentamiento entre el imperialismo mundial y la República Popular de China, la gente progresista debe saber cuál es su posición – y esta no es estar al margen.
Las transmisiones de La Voz de América a las unidades del EPL estaban llenas de informes de que algunas unidades del EPL estaban disparando a las otras, y diferentes unidades eran leales a los manifestantes y otras personas estaban con el gobierno.
La Voz de América y los medios de comunicación de Estados Unidos trató de crear confusión y pánico entre los partidarios del gobierno. Justo antes del 4 de junio cuando se informó que el primer ministro de China Li Peng le habían disparado y que Deng Xiaoping estaba cerca de la muerte.
La mayoría en el gobierno de los EEUU y en los medios de comunicación esperaban que el gobierno chino iba a ser derribado por las fuerzas políticas pro-occidentales como estaba empezando a suceder con el derrocamiento de gobiernos socialistas en toda Europa oriental y central en aquel momento (1988-1991) tras la introducción de reformas pro-capitalistas por Gorbachov en la Unión Soviética en 1991.
En China, la “pro-democracia”, movimiento de protesta, fue liderada por los estudiantes privilegiados, bien relacionados de las universidades de élite que pedían expresamente la sustitución del socialismo con el capitalismo. Los líderes estaban particularmente conectados a los Estados Unidos. Por supuesto, otros miles de estudiantes que participaron en las protestas estaban en la plaza porque tenían motivos de queja contra el gobierno.
Pero el liderazgo imperialista conectado del movimiento tenía un plan explícito para derrocar al gobierno. Chai Ling, quien fue reconocido como el máximo líder de los estudiantes, concedió una entrevista a los periodistas occidentales en la víspera del 4 de junio en la que reconoció que el objetivo de los dirigentes era llevar a la población a una lucha para derrocar al Partido Comunista de China, que explicó sólo sería posible si podían provocar con éxito al gobierno para que ataque con violencia las manifestaciones. Esa entrevista se emitió en la película de la “Puerta de la Paz Celestial.” Chai Ling también explicó por qué no podían decirle al resto de los manifestantes estudiantiles sobre los planes reales de los líderes.
“La búsqueda de la riqueza es parte del impulso para la democracia”, explicó otro de los líderes estudiantes, Wang Dan, en una entrevista con el Washington Post en 1993, en el cuarto aniversario del incidente. Wang Dan fue a todos los medios de EEUU, antes y después del incidente de Tiananmen. Él era famoso por explicar por qué los líderes estudiantiles elitistas no querían que los trabajadores chinos se unieran a su movimiento. Afirmó que “el movimiento no está listo para la participación de los trabajadores porque la democracia primero debe ser absorbida por los estudiantes y los intelectuales antes de que pueda contagiar a los demás”.
Veinticinco años más tarde, EEUU sigue buscando un cambio de régimen y la contrarrevolución en China
La medida adoptada por el gobierno chino para dispersar el llamado movimiento pro-democracia en 1989 fue recibido con amarga frustración dentro de la clase política de Estados Unidos.
EEUU impuso sanciones económicas a China al principio, pero su impacto fue mínimo y tanto la clase política de Washington y los bancos de Wall Street se dieron cuenta de que las corporaciones y los bancos estadounidenses serían los grandes perdedores en la década de 1990 si se tratara de aislar completamente China cuando China estaba abriendo aún más su gran mercado de trabajo y las materias primas nacionales para la inversión directa de las corporaciones occidentales. Los grandes bancos y corporaciones ponen sus propios márgenes de ganancia primero, y los políticos de Washington tomaron el ejemplo de la clase multimillonaria sobre esta cuestión.
Pero el tema de la contrarrevolución en China alzará de nuevo la cabeza. Las reformas económicas que se inauguraron después de la muerte de Mao abrió el país a la inversión extranjera. Esta estrategia de desarrollo fue diseñada para superar rápidamente el legado de pobreza y el desarrollo insuficiente con la importación de tecnología extranjera. A cambio las corporaciones occidentales recibieron megaganancias. El liderazgo post-Mao en el Partido Comunista calculó que la estrategia beneficiaría a China en virtud de una rápida transferencia de tecnología desde el mundo imperialista a China. Y, de hecho, China ha hecho grandes avances económicos. Pero además de desarrollo económico también ha desarrollado una clase capitalista muy grande dentro de China y una parte importante de esa clase y sus hijos están siendo cortejada por todos los tipos de instituciones financiadas por el gobierno de EEUU, las instituciones financieras de Estados Unidos y los centros académicos de Estados Unidos.
El Partido Comunista de China se divide también en facciones y tendencias pro-estadounidenses y pro-socialistas.
Hoy, el gobierno de Estados Unidos está aplicando cada vez más la presión militar sobre China. Se está acelerando la lucha contra el ascenso de China al consolidar nuevas alianzas militares y estratégicas con otros países asiáticos. También tienen la esperanza de que con suficiente presión con alguno en el liderazgo chino de los que están a favor de abandonar Corea del Norte se pueda conseguir algo.
Si la contrarrevolución tuviera éxito en China las consecuencias serían catastróficas para el pueblo chino y para la China. En China ocurriría como sucedió con la Unión Soviética, cuando fue derrocado el Partido Comunista de la Unión Soviética. La misma suerte corrió la ex Yugoslavia. La contrarrevolución y el desmembramiento de China tendrían un retroceso a toda velocidad. Sería frenar el espectacular ascenso pacífico de China desde el subdesarrollo. Durante décadas se ha producido un debate serio dentro del establishment en la política exterior de los EEUU sobre el desmembramiento de China, lo que debilitaría a China como nación y permitiría a los Estados Unidos y las potencias occidentales apoderarse de sus partes más lucrativas. Este es precisamente el escenario que ofrecía China en su siglo de humillación cuando las potencias capitalistas occidentales dominaron el país.
La Revolución China ha pasado por muchas etapas, las victorias, retiros y reveses. Sus contradicciones son innumerables. Pero aún así ahí está. En el enfrentamiento entre el imperialismo mundial y la República Popular de China, la gente progresista debe saber cuál es su posición – y esta no es estar al margen.
[http://lamanchaobrera.es/, tomado de http://www.globalresearch.ca/]
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¿Quién dice que los vampiros no existen?
TEODORO SANTANA
Relatan los entendidos que los vampiros son criaturas que se alimentan de la esencia vital de los humanos, especialmente de su sangre, para así mantenerse vivos. En la Historia se da cuenta de unos cuantos personajes tenidos por vampiros: el conde rumano Vlad Tepes (Drácula), la condesa húngara Erzsébet Báthory, el barón francés Gilles de Rais, el duque inglés Henry Fitzroy, y en este plan.
Como ven, todos aristócratas, todos poderosos. Porque hay que tener mucho poder para disponer de nuestro tiempo, devorándonos la vida en jornadas de doce o catorce horas y pagándonos una porquería. Hay que tener mucho poder para hacernos vivir en el miedo permanente a ser despedidos o a no encontrar trabajo, soportando paralizados todos los abusos y todas las humillaciones.
Es su condición de poderosos lo que les permite dominar nuestras mentes con la televisión, adoctrinarnos desde niños en su ideología para esclavos, convertirnos en simple masa de la que alimentarse. Y la que les permite financiar o no partidos, poner y quitar gobiernos, proclamar u obligar a abdicar reyes, alcaldes, tribunos.
Hay que detentar mucho poder para condenarnos a envejecer como zombis, con pensiones de mierda, temblando ante el castillo infranqueable de una sanidad depauperada. Para reducirnos a la condición de rebaño, de ovejas temblorosas. Para que encima vitoreemos a los monstruos.
Y además son insaciables. Lo explicaba Marx en El Capital: “El obrero no es ningún agente libre y su vampiro no cesa en su empeño, mientras quede un músculo, un tendón, una gota de sangre que chupar”.
Les podemos llamar oligarquía, “casta” o, aún mejor, mafia. Pero son, simplemente, vampiros. O sea.
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El “guaperismo” como estúpida estrategia para el engaño político
URANIA BERLÍN
Estúpida pero efectiva, dirán algunos. No hace falta ser muy espabilado para adivinar lo que se esconde detrás de la última “operación guaperas” del Psoe, el del GAL. La salida a escena del nuevo líder del partido de la rosa marchita, Pedro Sánchez, es la viva imagen de un artificio diseñado por los modistos de los poderes más golfos y siniestros que parasitan en este país: banqueros, empresarios, la monarquía y el CNI. Este montaje del Psoe (aplaudido por la ultraderecha mediática) y visto con satisfacción por el otro “partenaire” biparticida del régimen del 78, el siempre franquista y cavernario Partido Popular, responde, sin duda alguna, a evitar o contener un efecto de dominó político, a la vista de los últimos resultados de las elecciones europeas. La estrategia de tensión desde las cloacas del Estado y sus dos principales partidos institucionales se ha puesto en marcha contra el avance de lo que dicen ser un peligroso “populismo” del profesor Pablo Iglesias Turrión.
El uso del término “populismo”, calculadamente demonizador, lo dicen los que ven venir con auténtico pánico el fin del chiringuito clientelar que tenían montado al alimón los dos representantes de la oligarquía monárquica biparticida. O eso creen ellos, porque también está por ver si Iglesias va a resultar, o no, un caballo de troya desmovilizador de las luchas populares y se va a ir encorsetando rapidito en el sistema. Yo, dado mi abrumador escepticismo político, no creo todavía en el “efecto” rupturista de Podemos, porque Iglesias no es antisistema (entendido como tal la demolición controlada de las estructuras clientelistas y mafiosas del régimen) y menos aún un bolchevique a la vieja usanza, sin que tenga que serlo, esto último, necesariamente.
El “populismo” es el vocablo de moda. Se ha arraigado entre el bandidaje político y mediático de este país para desacreditar el discurso aparentemente arriesgado de Iglesias y su formación Podemos. Lo han tomado, sobre todo, de Latinoamérica donde, al parecer, abundan los caudillos populistas, gente que tiene la mala costumbre de dar esquinazo a las estructuras tiránicas de poder capitalista dirigidas por EEUU. ¿Pero qué es ser populista en España? Según el frente abierto por el PPSOE contra Podemos, populista sería algo así como prometer demagógicamente lo que uno sabe que no podrá poner nunca en práctica, eso sí, con el aliño inevitable de toda la parafernalia grosera de la que suelen hacer uso los comilitones del régimen sobre el personaje (Iglesias) en cuestión (que si “castro-chavista”, que si “totalitario”, que si “comunistoide” o “filoetarra”…). Les vale todo, incluidos fantoches comprados a precio de pocilga de Estado para escenificar numeritos circenses. En definitiva, a este país le iba a esperar con Podemos, según palabras de la jefa cortijera andaluza, Susana Díaz, un “corralito”, el “aislamiento internacional” y una inflación “a la venezolana”.Hombre, la verdad, es que suena a chacota oír a esta prócer del paraíso de las mamandurrias, el enchufismo, los pelotazos delictivos marbellíes, los “ERE’s” sindicales y la subcultura del parasitismo andar propagando la doctrina del “shock” contra quien (supuestamente, claro está) iba a ponerles en pelota picada. El master en descrédito ya lo tiene asegurado de antemano esta majadera aduladora de la corrupta monarquía española.
Ahí está el “realismo populista” ejecutado por la banda mafiosa PPSOE (y sus palanganeros mediático-diarreicos) durante todos estos últimos años: sufragar los agujeros de los bancos con miles de millones de todos los españoles, mientras desahuciaban (y siguen haciéndolo) a ritmo de vértigo; pleno sometimiento a la dictadura de los mercaderes de Europa; estrangulamiento de los salarios; aumento exponencial de la pobreza; fomento del despido libre; lapidación de derechos sociales con el asesoramiento de los gangsters que están al mando del IBEX35; llevar las cifras de paro a límites incontrolables; reprimir brutalmente en las calles a través de sus gorilas secretos y uniformados; perseguir carcelariamente a la disidencia con sus juecezuchos franquistas; aliarse hasta la sumisión con los mayores criminales de este planeta (EEUU e Israel…bendito “aislamiento internacional”). En definitiva, todo un repertorio de abyecto populismo neoliberalicida de corte pinochetista.
Así que, aquí y ahora nos llega la solución balsámica al “populismo podemita”. Nos han traído al novísimo muñequito de Ferraz “anti-populista”, tan pulcro y socialista él, puño o engañifa en alto, encantador, atractivo, idóneo para todas las visilleras y charos del país, las belenestébanes y otros incautos creyentes en la socialdemocra-CIA y en la OTAN; el nuevo mesías populachero de la progresía viene para moldear el viejo orden capitalista. Sánchez, sea guapo o feo, tiene el mismo contenido político que sus predecesores. Es decir, más de lo mismo con una manita de “fotochop”.
Sinceramente, esta falsa “modernez” política, insoportable, de vendernos caras nuevas procedentes de antiguallas galosas, un poco al estilo del reciente recambio monárquico, que se la metan, con perdón, por…
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Populistillos
TOÑO FRAGUAS
En el PP está de moda acusar a Podemos de ‘populista’. Es curioso que el diccionario de la RAE se limita a definir esta palabra como ‘perteneciente o relativo al pueblo’. En el uso frecuente, sin embargo, ‘populistas’ son aquellas medidas o declaraciones políticas que buscan ganar la simpatía del ‘pueblo’. Cuando en España se emplea esta palabra se suele connotar negativamente y, por parte de la derecha, se pone como ejemplo de políticos populistas a los líderes de la izquierda en Latinoamérica. La acusación de ‘populismo’ suele ir acompañada de la de ‘demagogia’ que, según la RAE, es la “práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular”. Pero ¿acaso no quieren todos los políticos ganarse el favor popular?
A menudo el populismo y la demagogia se dirigen a colectivos masivos y subrayan distintas cualidades grupales: nación, clase social, religión e incluso deporte.
- Nación: “España es la nueva Alemania”. Lo dijo Rajoy en el último debate del estado de la nación. “No podemos aceptar el pesimismo de esos agoreros porque es falso. Hay cosas que mejorar, que son injustas, pero España es un gran país del que debemos sentirnos orgullosos”, añadió el presidente del Gobierno hace unos días en la Escuela de Verano del PP. El nacionalismo, tanto el del PP como el de otras formaciones políticas, es indisociable del populismo.
- Clase social: “El PP es el partido de los trabajadores”. Lo dijo Cospedal en 2012.
- Religión: “Santa Teresa de Jesús estará siendo intercesora para España en estos tiempos recios”. Lo dijo en enero el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. El mismo ministro que concede la Medalla al Mérito Policial a Nuestra Señora María Santísima del Amor.
- Deporte: “España vuelve a estar en primera división y a estar entre los países decisivos en la construcción de esa nueva Europa más unida, financiera y fiscalmente”. Lo dijo en junio de 2012 Rafael Hernando, portavoz adjunto del PP en el Congreso.
Ésta es sólo una selección de las cientos de declaraciones de dirigentes del PP de raíz profundamente populista. De hecho, la misma definición de esa formación política, ‘Partido Popular’, es toda una declaración de intenciones. El PP se pretende ‘popular’, del pueblo.
El rasgo principal del populismo no es sólo intentar ganarse al pueblo, sino ganárselo y luego engañarlo. Para que haya populismo tiene que haber mentira, una intención oculta que busca justo lo contrario de aquello que promete. No sabemos si ese es el caso de Podemos, porque el partido de Pablo Iglesias todavía no ha ejercido responsabilidades de gobierno.
Sí lo sabemos, en cambio, en el caso del PP. Sabemos que no es el partido de los trabajadores. Sabemos que España no es la nueva Alemania y que tampoco es un país ‘de primera división’. Sabemos que Santa Teresa no juega ningún papel en nuestro destino. Los líderes del PP, que tan dados son a estas declaraciones, saben perfectamente que mienten cuando las hacen. Y se permiten mentir porque, en realidad, no respetan a ese ‘pueblo’ al que apelan en sus siglas.
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Inequidades crecientes
LUIS LINARES ZAPATA
La fase del capitalismo, hoy dominada por la vertiente financiera-bancaria, se ha significado como la depredadora insignia del ingreso y el bienestar de los trabajadores. La concentración de la riqueza en pocas manos se asemeja a la sufrida durante el siglo XIX. Y, de seguir incrementándose tal proceso, bien se podría llegar a los extremos inconcebibles, tal y como recuerda y certifica el economista T. Piketty en su ya famoso libro El capital en el siglo XXI. Los límites humanos van siendo rebasados sin remordimientos y sí con celebraciones fastuosas. En Estados Unidos, por ejemplo, a principios de los años 80, el reparto de la renta nacional se distribuía 55 por ciento al trabajo y el resto al capital. Unos años después –de la que parece indetenible andanada derechista– el trabajo se apropia únicamente de 49 por ciento y el capital retorna a ser dominante: 51 por ciento del total. En España el fenómeno es un tanto más agudo como resultado de las políticas de austeridad que ha impuesto el dúo de partidos mayoritarios que son profundamente reaccionarios (PSOE y PP).
El castigo al ingreso del trabajo ha sido rapaz por las plutocracias rectoras en casi todos los países del mundo. Pocos, muy pocos, son los que se han podido resguardar de tan nocivo proceso: unos cuantos en Sudamérica y todavía más pocos en Asia. En la Europa “civilizada” sólo algunos de los nórdicos, que han rechazado las directrices de la famosa troika (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y Banco Europeo) han podido conservar sus proporciones que les permiten una aceptable igualdad social: 40 por ciento al capital y 60 a los trabajadores. El caso mexicano es una notable excepción, pues ha seguido con fidelidad inigualable las recetas del Consenso de Washington. Durante el largo periodo que va de los inicios de la reconstrucción posrevolucionaria hasta los primeros años 80 (los alegres 70 años del priísmo catalogado de “histórico”) la mejoría en la distribución se hizo lenta, pero consistente. Se partió de una desproporción de 27 por ciento al trabajo, hasta llegar, en el ocaso del “nacionalismo revolucionario” a 40 por ciento. Fueron los tiempos del progreso, de las unanimidades partidarias, de la permeabilidad entre clases, del relativo bienestar, de la fundación de organismos clave del desarrollo (IMSS, Issste, Infonavit) y del pacto social. A partir de las modernizaciones neoliberales, emprendidas a matacaballo para llevar al país al primer mundo (1981), el ingreso de los trabajadores ha caído en picada hasta tocar, ahora, 28 por ciento. Casi la misma e injusta proporción que la registrada en los días inaugurales de la pacificación institucional.
Un estudio reciente hecho por los economistas estadunidenses (D. Baker y J. Bernstein: Full Employment and Prosperity) demuestra cómo, a un incremento en el desempleo de sólo 1 por ciento, corresponde un decremento de los salarios de casi 13 por ciento. Y esta correlación no se da, únicamente, en el contexto estadunidense, sino que es aplicable a otras economías: española, irlandesa, griega y demás. Las políticas públicas de empleo que se vienen diseñando se apoyan en fuerzas cupulares que impelen a mantener altos niveles de desempleo, una efectiva y probada ruta para deprimir los salarios. En México la situación al respecto puede ser, con propiedad, catalogada como grotesca y se lleva a cabo, sin miramiento alguno mediante los indignantes y ya peligrosos salarios mínimos. alguno mediante los indignantes y ya peligrosos “salarios mínimos”. Al desempleo (oficial) que se enseñorea por todo el país hay que añadir el inmenso subempleo. Esta es una firme causal para mantener postrados y aun regresivos los ingresos de las mayorías.
La situación descrita ha ido acumulando un corajudo descontento colectivo que se cuenta por millones en las variadas sociedades afectadas por la austeridad impuesta desde arriba. En España ha dado pábulo a una agrupación-partido (Podemos) que intenta canalizar dicho fenómeno contestatario. Ante la emergencia, se han desatado una serie de furiosas reacciones capitaneadas por la llamada Casta –una mezcolanza de élites públicas, críticos mediáticos y poderosos adinerados– que tilda, a Podemos, con las clásicas demonizaciones reaccionarias: populistas, bolivarianos, cercanos a ETA. En Grecia el explosivo aumento de las votaciones por la izquierda es ya un hecho político relevante. En Francia, aunque de signo ideológico distinto, también se sorprenden del crecimiento de un electorado extremista.
Pero, aparte de las políticas salariales, hay otros mecanismos que aseguran la continuidad del marcado desequilibrio en los ingresos de las mayorías que aqueja a este país. Conforman, juntas, todo un laberinto de medios, mecanismos y alegatos que desembocan en favores desproporcionados para los beneficiados de siempre: ese ahora ya reconocible uno por ciento que, en realidad, es apenas un ridículo 0.01 por ciento. La recién aprobada reforma de telecomunicaciones es sólo un episodio, ya bien documentado, de cómo se mantienen los favores y ayudas al duopolio televisivo y se coarta la competencia. La ferocidad con la que, en la ley y desde el poder, se ha castigado a los medios comunitarios e indígenas no sólo es un asunto de mercados sino que revela, a las claras, la arraigada postura clasista y, peor aún, racista del empresariado de nivel. Las leyes reglamentarias de la reforma energética cosificarán la tendencia concentradora, en esta ocasión con un fuerte ingrediente de servicios y regalos al capital trasnacional. Tal y como sucedió con los ferrocarriles, la banca, las minas, la construcción, la automotriz, la hotelería y demás. Las consecuencias de tal ruta no pueden evitarse por más que los medios de comunicación las intenten disfrazar, atenuar o modificar. El descontento nacional es una seria amenaza, de fuerza disruptiva ante el orden establecido y que saldrá a descampado una vez más.
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Economía
Armas para Gaza
En 2003 el gobierno de George W. Bush dijo al mundo que invadiría Irak porque ese país poseía armas de destrucción masiva y era necesario destruirlas. La verdad fue exactamente la contraria: la Casa Blanca, la mafia presidencial estadunidense y sus aliados internacionales pudieron lanzar la agresión justamente porque Irak no tenía ese tipo de armamento. De haberlo tenido, los gobiernos occidentales lo habrían pensado dos veces, ante la posibilidad de desatar un conflicto incontrolable y de experimentar un número inaceptable de bajas en sus fuerzas.
La lección fue rápidamente aprendida por otros estados que se encuentran desde siempre en la mira de Washington. Irán y Corea del Norte emprendieron de inmediato intensivos programas de rearme (atómico, en el caso del país oriental) para no correr la misma suerte que Irak, cuya población ha pagado con cerca de 150 mil muertes de inocentes (http://is.gd/5K6ZJS) la incapacidad para evitar la invasión, la ocupación y la subsiguiente guerra civil.
En el mundo actual el viejo principio de la disuasión sigue tan vigente como durante la guerra fría, cuando la lógica de la destrucción mutua asegurada impidió una confrontación directa entre Estados Unidos y la Unión Soviética. La última confrontación importante entre India y Pakistán fue la de Kargil, en 1999, cuando Pakistán no contaba aún con un sistema de propulsión para sus bombas atómicas. Pero, aunque sea horrible escribirlo, desde que ambos países disponen de arsenales atómicos operativos los choques militares entre ambos se han reducido casi a cero.
El mantenimiento de la paz o la construcción de procesos de pacificación dependen, si no de un equilibrio militar, económico, político y diplomático de los contendientes, sí cuando menos de un mínimo potencial disuasorio por parte del bando más débil y de la capacidad de convencer al adversario de que su victoria definitiva es irrealizable y que, en consecuencia, la paz es la menos mala de las perspectivas.
Los palestinos de Gaza no cuentan con ningún instrumento de disuasión para frenar las andanadas militares israelíes de claro propósito genocida. La expresión, por cierto, es meramente descriptiva: lo que hacen los aviones y la artillería terrestre de Israel en Gaza encaja plenamente con las definiciones de genocidio formuladas por el propio Raphael Lemkin, Helen Fein, Bernard Bruneteau y el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Como ha señalado Gideon Levy en un artículo publicado el pasado domingo en Haaretz (http://is.gd/jLxMxX), el propósito real de los bombardeos ordenados por los gobernantes de Tel Aviv no es acabar con los cohetes artesanales de Hamas, sino simple y llanamente “matar árabes”, con la esperanza de que la mortandad lleve, por sí misma, a la calma.
Ante los cazabombarderos y helicópteros de combate de fabricación estadunidense, los mortíferos drones, los devastadores cañones de los tanques Merkava y la artillería naval israelí, los palestinos de Gaza no tienen ningún medio de defensa. Las únicas armas que poseen, además de pistolas y fusiles, son cohetes rústicos sin ningún valor militar real, pero cuyas capacidades son sistemáticamente exageradas tanto por los medios occidentales como por el chovinismo desesperado de los comunicadores de Hamas.
Con esos cohetes, llamados genéricamente Qassam, los dirigentes de Hamas no han conseguido más que matar o herir a unos cuantos civiles israelíes inocentes y dar al régimen de Tel Aviv la coartada perfecta para lanzar bombardeos a gran escala sobre los habitantes de la franja. Es horrible decirlo, pero para detener el genocidio en dosis requerirían, en cambio, de armas antiaéreas que convirtieran Gaza en una zona peligrosa para los bombarderos israelíes y redujeran el margen de impunidad con que éstos destruyen presuntos locales de combatientes fundamentalistas, edificios habitacionales, escuelas, hospitales y mezquitas. Y requerirían además de sistemas antitanque para detener las ofensivas terrestres.
Para los gobernantes de Tel Aviv la paz no es buen negocio y, en tanto no corran riesgos, proseguirán la destrucción demográfica, material y territorial de las bases en que debe asentarse el Estado palestino. La ultraderecha israelí asesinó a Yitzhak Rabin, único primer ministro que estuvo dispuesto a restituir los territorios palestinos ocupados, aisló y pulverizó el liderazgo moderado de Al Fatah y generó, por esa vía, el dominio político de Hamas en Gaza.
Esa cosa informe llamada “comunidad internacional”, está visto, no hará nada por impedir el cese de la actual carnicería ni por prevenir acciones futuras de esta clase. En tal circunstancia, aunque resulte horrible tener que decirlo, es absolutamente legítimo que los palestinos se provean de armamento defensivo para proteger sus centros urbanos de los ataques aéreos israelíes y, en términos generales, reduzcan en alguna medida la absoluta desproporción táctica y estratégica hoy existente entre una población depauperada, cercada e inerme, y una de las potencias militares más poderosas del planeta.
[Twitter: @Navegaciones]
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Internacional
Destrucción social y caos mundial, esencia del imperio neoliberal
ALBERTO RABILOTTA
Es difícil no sentir que el mundo, la humanidad y nuestra madre tierra están siendo empujadas a la catástrofe por el imperio neoliberal, o sea Estados Unidos (EE.UU.) y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Esto es tan válido si hablamos de la naturaleza, de la acelerada extinción de especies y el recalentamiento global, como de las sociedades, o mejor dicho de lo que de ellas resta en tantos Estados-naciones que se han dejado o están siendo empujados a despojarse de toda soberanía nacional y popular.
Este caos actual es el producto de las políticas de un imperialismo que desde el derrumbe de la Unión Soviética trata de mantener un orden unipolar para instaurar mundialmente y sin alternativa de cambio el neoliberalismo, hacer realidad el "no hay otra alternativa" de Margaret Thatcher.
Pero, como quedó demostrado cuando EE.UU. fue forzado a cambiar su política de agresión en Siria, a partir de septiembre de 2013, la unipolaridad ya no es posible no solo por el activo papel que juegan dos grandes potencias, como lo son Rusia y China, sino por la mayoría de países en el mundo que apoyan el retorno a un multilateralismo y se oponen a perder la soberanía nacional y popular que les permita adoptar sus propias políticas socioeconómicas e integrarse internacional o regionalmente de manera compatible con sus legítimos intereses nacionales.
La unipolaridad ya estaba comprometida por la constatación en el Oriente Medio, África y Asia de que EE.UU. y sus aliados provocan guerras que no ganan -Afganistán, Irak, Libia y Siria-, pero que siempre dejan caos, muertes, refugiados, miseria y destrucción económica y social.
En 2011 los dos principales aliados del imperio en el Oriente Medio, Israel y Arabia Saudita, criticaron abiertamente a Washington por no haber lanzado una guerra contra Irán y haber permitido el derrocamiento del presidente Mubarak en Egipto, haciéndole llegar al presidente Barack Obama el mensaje de que "no se abandona a los aliados".
Todo el mundo, y en primer lugar los aliados de Washington, saben que las guerras que lanzan EE.UU. y sus aliados no se ganan, que destruyen países, economías y sociedades, y dejan el caos.
Desde Afganistán hasta Siria, pasando por Iraq y Libia -sin olvidar Pakistán, Sudán y otros países africanos-, solo han dejado destrucción, cruentas luchas entre comunidades religiosas y grupos étnicos, y cientos de miles de muertos, heridos y refugiados, y una gran miseria. EE.UU. no tiene nada de positivo que mostrar.
Hace casi dos décadas el economista ítalo-estadounidense David Calleo escribió sobre las fases de decadencia final de los imperios de Holanda e Inglaterra, calificándolas como "hegemonía explotadora", en las cuales el imperio no tiene nada que ofrecer de positivo (desarrollo socioeconómico o seguridad militar, por ejemplo) a los países que domina y componen el sistema, incluyendo a la economía y sociedad del imperio, y entonces se dedica a exprimirlos a fondo, a vivir de las rentas que por todos los medios puede extraer de esos países. El imperio estadounidense se encuentra en esa fase.
Para muestra basta un botón: en una conversación privada el ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorski, puso en claro que la alianza de su país con EE.UU. y la OTAN no los beneficia y que, al contrario, provoca peligrosos focos de tensiones con los países vecinos.
Lo mismo debe estar pensando cualquier persona honesta que aún esté en el gobierno creado por el golpe de Estado en Ucrania, último país al que EE.UU. y sus aliados de la OTAN han llevado al borde de la guerra civil para provocar foco de constante confrontación con Rusia.
Al mismo tiempo, signo de que el imperio ya no puede controlar a todo el mundo durante todo el tiempo, en Latinoamérica y el Caribe se prosigue la creación de los mecanismos de integración regional y subregional, en los cuales EE.UU. no figura ni puede controlar.
Por su parte el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) sigue avanzando con sus proyectos de creación de un banco de desarrollo e instrumentos monetarios y financieros fuera del alcance de EE.UU. y del dólar, mientras que asistimos al reforzamiento de lazos económicos, comerciales y monetarios entre Rusia y China, entre otros procesos regionales en curso en Asia y Eurasia.
Nada de esto constituye en sí una alternativa anticapitalista, más bien la casi totalidad de países funcionan dentro de un sistema capitalista, aunque tengan importantes sectores estatales en la economía y puedan estar priorizando formas de propiedad social como sustituto a la propiedad privada en ramas de la economía. Pero, detalle clave, en prácticamente todos los países la intervención estatal en la economía es un hecho.
Asimismo, en todos esos procesos el regionalismo incluye la participación e intervención de los Estados, de sus instituciones y empresas, así como niveles de planificación sectorial en las áreas industriales, energéticas, comerciales y de servicios, y sistemas financieros y monetarios que se promete o avizora estarán fuera del control del imperio y sus aliados.
Una forma de regionalismo de este tipo como alternativa al "capitalismo universal", lo que hoy llamamos neoliberalismo, fue propuesto por el intelectual húngaro Karl Polanyi en 1945.
Pero aún no siendo una alternativa socialista o anticapitalista, es claro que estos procesos regionales y multilaterales constituyen una formidable barrera a los planes del imperio, una barrera que el imperialismo está tratando de derribar con todos los instrumentos a su alcance, como la ofensiva para concluir rápidamente y en el más completo secreto los Acuerdos de "última generación" -el Acuerdo Transpacífico de Asociación económica, la Asociación Transatlántica sobre Comercio e Inversiones y el Acuerdo sobre el comercio en servicios-, o tratando de entorpecer los acuerdos regionales a través de los políticos, burócratas, profesionales y empresarios que están al servicio del imperio.
Los mencionados Acuerdos tienen por objetivo la eliminación de la soberanía nacional y la sujeción de los Estados signatarios a respetar los términos de esos tratados negociados en secreto, que respetan una sola ley, la de EE.UU., e incluyen mecanismos por los cuales los Estados que no respeten los términos pueden ser llevados ante tribunales de arbitraje por los monopolios. Esos Estados pasan a ser garantes de las inversiones de los monopolios extranjeros para apropiarse de los sectores económicos que les interesan, incluyendo los que dejarán los Estados al privatizar los servicios públicos.
Pero esos Acuerdos no son cosa hecha porque el rechazo crece en las poblaciones que no quieren abandonar sus legítimos sentimientos e intereses nacionales, y en los intereses capitalistas locales que saben que serán aplastados por los monopolios extranjeros.
Y mientras que el regionalismo avanza, en la Casa Blanca y el Congreso de Washington no les queda otra alternativa que aferrarse a seguir creyendo que el imperio es invulnerable y puede seguir actuando, él y sus aliados estratégicos, con la impunidad que les dio el (relativamente breve) orden unipolar. Es en este contexto que tiene su dimensión el discurso del presidente ruso Vladimir Putin ante los embajadores de Rusia, el 1 de julio, donde les recordó que EE.UU. está aplicando a su país la misma política de "contención" que durante la Guerra Fría aplicó contra la Unión Soviética, y que esperaba que el pragmatismo prevalecerá, que los países occidentales se despojarán de ambiciones, de tratar de "establecer cuarteles mundiales para organizar todo acorde a rangos, e imponer reglas uniformes de comportamiento y de vida de la sociedad".
Putin señaló que los diplomáticos rusos saben cuán dinámicos e impredecibles los acontecimientos internacionales pueden a veces ser. Parecen haber sido presados juntos de una sola vez y por desgracia no son todos de carácter positivo.
El potencial de conflicto está creciendo en el mundo, las viejas contradicciones se agudizan y otras nuevas están siendo provocadas. Muy seguido nos encontramos con este tipo de situaciones, a menudo de forma inesperada, y observamos con pesar que el derecho internacional no está funcionando, que las leyes internacionales no funcionan, que las elementales normas de decencia son descartadas y que triunfa el principio de todo-está-permitido.
Es tiempo de que reconozcamos el derecho de los demás a ser diferentes, el derecho de cada país a construir su vida por sí mismo, no por las avasallantes instrucciones de algunos , el desarrollo global no puede ser unificado, pero podemos y debemos buscar un terreno común, ver socios en cada uno de los demás, no rivales, y establecer cooperación entre los Estados, sus asociaciones y las estructuras integradas.
Y refiriéndose a los conflictos que asolan varias regiones del mundo, Putin subrayó que el mapa mundial tiene de más en más regiones donde las situaciones están crónicamente enfebrecidas, sufriendo de un "déficit de seguridad".
Horas antes, en el Encuentro Internacional Antimperialista convocado por la Federación Sindical Mundial (FSM) y realizado en Cochabamba, Bolivia, el presidente boliviano, Evo Morales, señaló que "es importante identificar" los instrumentos actuales de dominación del capitalismo, del imperialismo, porque "por lo menos en América Latina ya no se ven golpes de Estado, ya no hay tanto las dictaduras militares como antes", sino más bien "pueblos que defienden las democracias, pueblos que con mucha claridad plantean programas y proyectos, proyectos políticos de liberación".
Y en este contexto, según el presidente boliviano, hay que preguntarse qué hace el imperio: "provoca conflictos en cada país, financia enfrentamientos de un pueblo, de un país y después con el pretexto de defensa de los derechos humanos, del niño, de la mujer, del anciano, intervienen con el Consejo de Seguridad; qué Consejo de Seguridad, para mí sigue siendo ese llamado Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas un consejo de inseguridad, un consejo de invasión a los pueblos del mundo".
Para enfrentar esta agresión imperialista, Morales pidió a los delegados de la FSM que elaboren "una nueva tesis política para liberar a los pueblos del mundo", que sobrepase "las reivindicaciones sectoriales para ahondar la crisis en el capitalismo y acabarlo, al igual que las oligarquías y jerarquías".
Resumiendo, para un observador que no haya perdido la memoria histórica, lo que Putin dijo no es más que una explicación a los diplomáticos de Rusia de la conclusión a la que el pueblo ruso, y al menos una parte de sus dirigentes, han llegado después de haber sufrido la experiencia de la Perestroika y la aplicación brutal de las políticas neoliberales, y de vivir la experiencia actual de cómo se comporta el imperialismo estadounidense cuando un pueblo quiere buscar su propia vía, aun dentro del capitalismo, sin menospreciar que todo eso debe haber ayudado a revivir lo que el imperialismo buscó enterrar: las enseñanzas de Lenin sobre el imperialismo.
No es tan fácil borrar la memoria histórica de los pueblos, y mientras eso pensaba leí el artículo "Una mirada al pasado" de Ricardo Alarcón de Quesada, ex presidente de la Asamblea Nacional de Cuba, que concluye con la siguiente frase: Al volver la mirada hacia aquellos años soñadores viene a la mente la advertencia de William Faulkner: "El pasado nunca muere. Ni siquiera es pasado" (publicado en la revista chilena Punto Final, edición nro. 807 del 27 de junio de 2014).
Pocos días antes de la reunión de la FSM, el presidente Evo Morales fue anfitrión de la reunión de los 77+China, y sin duda allí registró muchos sentimientos sobre el brutal accionar del imperialismo y la voluntad de muchos gobiernos de poder defender sus legítimos intereses nacionales, algo que bajo el imperio neoliberal está prohibido.
Nuevamente, cuando los pueblos viven bajo la férula imperial y recuperan la memoria histórica, es lógico que retorne la necesidad de una estrategia antimperialista.
En un reciente análisis titulado "America’s Real Foreign Policy - A Corporate Protection Racket", el intelectual estadounidense Noam Chomsky describe el verdadero objetivo histórico de la política exterior de EE.UU.: proteger los intereses del sector de las grandes empresas con un "nacionalismo económico (un proteccionismo que) depende en gran medida de la intervención estatal masiva", y por eso en regla general se ha opuesto por todos los medios a que los demás países tengan políticas de "nacionalismo económico".
Esto, fundamenta Chomsky con referencias documentales, es válido para toda el análisis de la política estadounidense hacia América latina y el Caribe, y es el trasfondo del conjunto de la política exterior estadounidense en todo el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando el sistema mundial que iba a ser dominado por EE.UU. fue amenazado por lo que los documentos internos llamaban "regímenes radicales y nacionalistas", que responden a las presiones populares para un desarrollo independiente.
Lo que documenta Chomsky se encuadra con lo que en 1945 anticipaba Karl Polanyi, de que EE.UU. "ha sido el hogar del capitalismo liberal del siglo XIX y es lo suficientemente poderoso para proseguir solo la utópica política de restaurar el liberalismo".
Y, en ese sentido y con todas las limitaciones que conlleva, el regionalismo es por ahora el principal frente antimperialista, y el otro tendrá que ser construido por los pueblos, por sus organizaciones políticas, sindicales y sociales.
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Internacional
El sindicato es otra cosa
AGUSTÍN MORENO
1.- Envueltos en la niebla de la concertación –ese espacio viscoso en el que desaparece toda perspectiva, no se saca nada en limpio y se establecen complicidades indeseables– los grandes sindicatos persisten en su errónea deriva y cada vez se alejan más de los trabajadores. Están ensimismados en mirarse el ombligo (fusión de federaciones en CCOO a un año del congreso confederal y represión hacia los críticos) y a la defensiva ante sospechas e intervenciones judiciales y policiales sobre su gestión de fondos de formación y el caso de los EREs. En un año de elecciones sindicales y de dura ofensiva contra los derechos laborales y de huelga, puede crecer su crisis de credibilidad y de afiliación, si no hay un giro radical en su estrategia.
La reunión de CCOO, UGT y CEOE con Rajoy fue un error monumental. O más bien una suma de torpezas: la foto regalada, tras dos años de agresiones y recortes sociales y de desprecio a los sindicatos, sin arrancar ninguna concesión; la fecha elegida, en vísperas de la grandísima movilización popular del 22-M apoyada por muchos militantes de CCOO; la cantosa ausencia de los líderes confederales; el comunicado conjunto, que recogía las tesis de la recuperación económica que a diario intenta vender el Gobierno por razones electorales; el acuerdo alcanzado para recuperar una nueva etapa del diálogo social sin que se apuntase apenas otra cosa que la formación continua. No se decía una palabra de revisar la reforma laboral, ni la de pensiones y los recortes en servicios públicos fundamentales, como educación y sanidad, dependencia…
Como era de esperar, la concertación apenas da fruto. Y el gobierno ningunea a diario a los sindicatos con sus medidas y propuestas laborales y fiscales. El documento de CEOE (“Propuestas de CEOE para mejorar el clima de negocios y el entorno empresarial”) busca de nuevo que el gobierno convierta en leyes reivindicaciones más maximalistas. Hablan de reforzar el poder del empresario en “la distribución irregular de la jornada, la movilidad funcional y el salario variable”, “el periodo de prueba de un año, sin indemnización”, entre otras medidas. O sea, más reforma laboral autoritaria. Es muy interesante el análisis de Eduardo Rojo sobre las propuestas que califica de apuesta contra el dialogo social. ¿Alguien cree que los trabadores pueden sacar algo en limpio de esta ceremonia de la confusión? Los sindicatos deberían dedicar sus esfuerzos a otras actividades más útiles en la defensa de los derechos sociales.
Además de las graves salpicaduras del escándalo de los EREs de Andalucía, están los EREs internos. Entre los más recientes, el de los servicios jurídicos de Cataluña de CCOO, que ha dado lugar a huelgas contra los despidos; o el de la Federación de Hostelería y Comercio, donde además de los despidos hay persecución hacia técnicos que criticaron el apoyo del “experto” de CCOO a la última y negativa reforma de pensiones. Y un dramático etcétera, que a veces pone en cuestión la coherencia sindical entre el rechazo a la reforma laboral del PP y su utilización en la propia casa.
Otra de las actuaciones más inquietantes es el intento de reprimir a once sindicalistas ferroviarios. La ejecutiva de Adif-Renfe del Sector Ferroviario de Madrid propone expediente disciplinario de expulsión definitiva de CCOO de 11 afiliados, todos representantes de los trabajadores y con una media de 20 años de militancia y compromiso. Los motivos son tan peregrinos como “repartir pasquines con el emblema critiCCOOs”, “presentar impugnaciones ante el acuerdo del Consejo…”, “presentar lista que adolecía de vicios graves”, e “incumplir sistemáticamente con la justificación de la utilización del crédito sindical”. Acusaciones de las cuales no han presentado ningún prueba a día de hoy. Aclaro lo de los pasquines: se refieren a haber repartido hojas proponiendo algo tan justo como la convocatoria de una huelga general contra la última reforma de pensiones. O denunciar la política gubernamental de privatización del ferrocarril en España. El resto es manchar con calumnias la reputación de los compañeros, simples infundios para disimular la demencial caza de brujas, que se hace cuando se está lanzando la privatización del ferrocarril de pasajeros en España, como ha anunciado Rajoy.
2.- Evidentemente, el sindicato es otra cosa, o debería de serlo. Necesitamos urgentemente fuertes sindicatos de clase que funcionen para parar las agresiones y empezar la remontada de derechos arrebatados. En este sentido sería urgente avanzar en las siguientes direcciones:
► La defensa de los derechos fundamentales. Es inadmisible que se criminalice la acción sindical de tal forma que la Fiscalía pide penas que suman 120 años de cárcel en causas contra unos 300 trabajadores que participaron en huelgas y piquetes. Sin derecho de huelga no hay sindicatos ni hay democracia. No se puede dar el menor cuartel a un gobierno que tiene tan aviesas intenciones.En la defensa de estos compañeros/as se están moviendo ya CCOO y UGT.
► Establecer las condiciones para cualquier negociación con el gobierno y la CEOE. Pasarían por tener unos objetivos claros y un procedimiento democrático y participativo. Como bien dice el Sector Crítico de CCOO, de iniciarse el proceso de “diálogo social”, los objetivos de las huelgas generales convocadas en los últimos años deben ser la referencia de toda negociación futura. Al mismo tiempo exige que cualquier negociación debe de ser clara, pública y transparente, con información y participación de la afiliación y consulta a las bases antes de firmar nada.
► La recuperación de la senda de la movilización. Efectivamente, no se conseguirá nada sin movilización y habría que mantenerla hasta cambiar la política económica. Para evitar su debilitamiento, los sindicatos deben renovar un compromiso firme e inequívoco en defensa de los trabajadores, aumentando la participación democrática y evitando confusas estrategias que solo provocan rechazo. Deben desarrollar una política de alianzas con todo el sindicalismo y con las mareas y sectores sociales en lucha, porque es a ellos donde se ha trasladado el centro de gravedad dela movilización. También deben de recuperar el contacto con la calle y con la gente.
► Fijar posición ante el necesario y urgente cambio político que necesita el país. Con algunos de sus actos, los líderes sindicales parecen no ser conscientes de que hoy la solución pasa por echar del poder a la derecha que ha producido la mayor brecha social de Europa. Históricamente algunos sindicatos como CCOO se posicionaban ante las elecciones políticas. Y si bien no recomendaba a quién votar, en concreto, por aquello de la independencia, sí decían quién no se merecía el voto de los trabajadores por sus políticas antisociales. Ante las importantes elecciones de 2015 ¿serán capaces de recuperar su tradición y decir a quién no hay que votar por los recortes y su política antisocial?
Y por supuesto, sindicatos que funcionen democráticamente y respetando la pluralidad interna, poniendo fin a la persecución de opiniones discrepantes, que el tiempo y los hechos están demostrando lo cargadas de razón que están. Solo faltaba que a la brutal ofensiva antisindical se le añada la interna a los que discrepan. Si se mantienen estos errores, que el último apague la luz.
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Gaza, los orígenes de la violencia

El año acaba mal, y empieza peor, la sangre de los palestinos sigue regando la arena del mayor campo de concentración del mundo, donde los judíos aparcan a los palestinos con la esperanza de verlos morir lo antes posible, y esto con la complicidad de todo el mundo occidental y el silencio de los dirigentes del mundo árabe, mas interesados en cobrar los petrodólares y construirse islas absurdas, los medias callan y otorgan, todos están al servicio del capital que manejan los financieros judíos.
Quisiera aquí sobrevolar un poco las razones de un genocidio que es aceptado por todos entre risas y champán.
Tenderemos que empezar hablando de la historia del pueblo judío para decir que se trata de una mistificación del mismo nivel de la que luego nos sirvió la Iglesia Católica. Todo empezó con Josias, (639-586 a.de C.) este reyezuelo de Judá fue él el inventor de la Biblia tal como hoy día la conocemos. Israel Finkelstein y Neil AsherSilberman en su libro “La Biblia Desenterrada” cuentan a la luz de la arqueología lo que realmente sucedió.
Josias, rey de un pequeño estado, decidió unir a su pueblo en la tarea de anexionarse los estados vecinos, aunque ello le llevase a enfrentarse con Asiría, potencia dominante en aquella época, para ello necesitaba galvanizar a su pueblo, nada mejor que la religión para esos casos, así oportunamente fue encontrada una vieja versión de la Biblia , en un templo que hablaba de la historia de Israel desde el punto de vista que necesitaba Josias, es decir el pueblo de Israel no tenia mas dios que Jehová, era el pueblo elegido, el Señor había hecho alianza con el y sus desgracias venían de que habían aceptado otros dioses en el templo. Cuando se purificaran y cumplieran la ley al pie de la letra obtendrían la victoria.
Convenientemente evangelizados, evangelio quiere decir buena nueva, quemaron los dioses de otros pueblos, degollaron a los sacerdotes, destruyeron los templos y acabaron con los malditos herejes que no aceptaban la supremacía del pueblo judío. La guerra que debía darles la posesión de todas las tierras que decían suyas la perdieron, los judíos suelen perder todas las batallas, solo saben exterminar a inocentes desarmados, sobre todo los niños son su presa favorita, lo vemos en la televisión todos los días.
Josias murió en la batalla de Mejido al enfrentarse con el faraón reinante, su enorme piedad, alabada por todo su pueblo, no le sirvió de nada, pero no fracaso ya que nos lego una herencia terrible. La idea del dios único, el monoteísmo, viene de entonces, antes Jehová era un dios entre tantos, ahora era el único y todos los que en él no creyeran deberán perecer, estas idea ha sido recogida por las tres religiones del libro, que las han utilizado desde entonces para justificar todas sus carnicerías, cualquier empresa colonialista, capitalista, imperialista, debe ser respaldada por la voluntad de dios, antes y ahora, siempre, ese dios se ha convertido en la justificación de los asesinos.
Volvamos a tiempos más próximos, Durante el siglo pasado apareció el Sionismo que deseaba apropiarse de Palestina. Los judíos poseían bancos, negocios, dinero, pero no tenían un país que les representara y lo necesitaban para contar en la arena internacional.
No puede negarse que fueron perseguidos, su intransigencia religiosa choco con otra tan fanática como la suya y que bebía en sus mismas fuentes, la Iglesia que empezó compitiendo con la religión judía hizo todo lo posible por exterminar a sus creyentes, los acusó de la muerte del dulce Jesús, cosa absurda para la crítica histórica, pero que fanatizo a los fieles y llevo a horribles matanzas que culminaron en el genocidio judío.
Este genocidio no fue exclusivo del pueblo judío, en los campos de exterminio hubo españoles, soviéticos, gitanos, homosexuales y resistentes de todos los partidos políticos que se oponían al nazismo o meramente patriotas. Si todas estas categorías de victimas han sido olvidadas, el sionismo consiguió aprovechar al máximo esta tragedia.
ShlomoSand en su libro “Cuando y como se invento el pueblo judío” Nos cuenta las mentiras del Sionismo, la invención de un pueblo que debía volver a su patria, esta noción no existía entre los judíos, en realidad su religión les ordenaba no volver a Jerusalén hasta la llegada del Mesías, que allí les conduciría. También nos cuenta que el exilio del que tanto se lamentan no existió, cuando los romanos destruyeron Jerusalén en el año 70, los judíos se quedaron allí, la mayoría eran campesinos y no dejaron sus tierras, al paso de los siglos se convirtieron al Islam y allí siguen, son los palestinos. El estado de Israel esta exterminando a su propio pueblo, al que dicen representar, llevado de sus deseos de ocupar sus tierras.
El Sionismo empezó a comprar las tierras de Palestina antes de la primera guerra mundial, la colonización por el dinero comenzaba. Luego vino el nazismo y sus horrores, de esta tragedia sacaron una conclusión, debían aprovechar el genocidio para instalarse en el país que codiciaban, y que no les pertenecía. Palestina estaba administrada por la Gran Bretaña, potencia colonial, los terroristas judíos no dudaron en poner bombas y asesinar dirigentes ingleses, entre ellos el gobernador, para que el país les fuera entregado, así se hizo. La presión del capitalismo norteamericano fue suficiente para que un país que no pertenecía más que a sus ocupantes fuera entregado a los que deseaban exterminarlos para ocupar sus tierras.
En estos momentos el ejercito israelita echa octavillas desde el cielo en el territorio de Gaza, pide a los que allí habitan que se marchen de sus casas, así podrán venir ellos a ocuparlas. Pues bien eso es lo que sucedió cuando los judíos ocuparon el país que se les regaló. Las protestas de sus legítimos ocupantes y su enfrentamiento con los invasores, fueron tomados como pretexto para organizar matanzas, volar casas, exterminar familias con el fin de que dejaran libres tierras y viviendas, nadie protestó entonces, como ahora.
En un reciente reportaje una mujer, Palestina de Cisjordania, contaba como los colonos judíos tiraban sobre ellos y sus hijos para obligarlos a dejar sus tierras y sus casas, nadie les defiende. No olvidemos que Cisjordania es un país ocupado y que varias resoluciones de la ONU han ordenando su evacuación, el estado de Israel no hace caso y nadie le acusa por ello. Hace poco otro país, Irak, fue sometido a la destrucción y al horror con el pretexto de que no cumplía las resoluciones de la ONU, para Israel esto no cuenta, tienen permiso para matar y expoliar, el dinero cubre con un manto dorado la sangre que derraman, la sangre de niños, de mujeres, de ancianos, de todo un pueblo asesinado.
Recordemos que Israel ha tomado parte, con la CIA o sin ella, en todos los asesinatos y atrocidades que interesaban a su amo capitalista, enseñó a torturar en América del Sur, fabricó el napalm con que se enveneno al Vietnam, y ha intervenido en todos los golpes de estado que llevaron al poder a dictaduras sangrientas, es el perro de presa de los Estados Unidos. Hace poco destruyo parte del Líbano, hace unos años su ejercito de asesinos entró en los campos de refugiados del Líbano provocando una matanza de miles de personas indefensas, lo hicieron de la mano de los falangistas de allí, buenos aliados, Este estado judío es una vergüenza para la humanidad y nosotros también, por tolerar sus crímenes.
Sostengamos con los medios que podamos la lucha del pueblo palestino, es una lucha de liberación nacional, tienen derecho a recuperar el país que les robaron y es una lucha en la que les va la vida, sino resisten serán exterminados, es lo que promete la Biblia a los que se opongan al pueblo elegido, sepámoslo.
[Este articulo lo escribí hace unos cuantos años, lo vuelvo a publicar ya que todo sigue igual, el genocidio consentido continúa.]
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