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Regresó a la tierra la primera astronauta china tras 13 días en el espacio


A las diez de la mañana del pasado viernes (tres de la madrugada, hora canaria), en una pradera de de la región autónoma de Mongolia Interior aterrizó, ayudada por un paracaídas, la cápsula espacial Shenzhou 9, que traía de regreso a la Tierra a los tres astronautas que han formado parte de la última misión tripulada de China. Dirigida por el comandante Jing Haipeng, un veterano que ya participó en una expedición anterior, dicha misión ha incluido también a Liu Wang, de 43 años, y a la primera mujer astronauta de China, Liu Yang. A sus 33 años, esta piloto de las Fuerzas Aéreas chinas se ha convertido en una auténtica heroína nacional.

La misión ha sido un completo éxito”, se congratuló en anunciar el jefe del programa espacial chino, el general Chang Wanchuan, tras comprobar que los tres astronautas se encontraban bien de salud una vez que fueron sacados del módulo.

En noviembre, una nave no tripulada ya se acopló a dicho laboratorio, denominado Tiangong 1 (Palacio Celestial 1), pero ésta es la primera vez que lo ha hecho transportando a los taikonautas, como se denomina a los astronautas en mandarín.

En órbita alrededor de la Tierra, a 343 kilómetros de altura, allí han efectuado diversas pruebas y experimentos. “El laboratorio Tiangong 1, nuestro hogar en el espacio, ha sido muy cómodo y agradable. Estamos muy orgullosos de nuestro país”, declaró la astronauta china, Liu Yang, a la televisión estatal CCTV.

Los tres volarán a Beijing después de pasar una serie de exámenes físicos en los helicópteros-ambulancia en el sitio de aterrizaje.

El primer ministro Wen Jiabao y otros altos dirigentes como He Guoqiang y Zhou Yongkang habían llegado al Centro de Control Aeroespacial de Beijing esta mañana para presenciar el retorno de la nave Shenzhou 9.

Tras el exitoso regreso, el premier leyó una nota del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), el Consejo de Estado y la Comisión Militar Central, celebrando el aterrizaje de la nave espacial tripulada Shenzhou 9, en la que felicitan a los astronautas y a todas las personas involucradas por el éxito de la misión. 

El exitoso encuentro y acoplamiento entre el módulo de laboratorio orbital Tiangong 1 y la nave espacial tripulada Shenzhou 9 marca un hito significativo en la tecnología de acoplamiento espacial de China, y también supone un progreso decisivo en el cumplimiento del segundo objetivo estratégico del programa espacial tripulado de China, dice la nota.

El pasado día 24, los astronautas completaron con éxito un acoplamiento manual entre la Shenzhou-9 y el módulo de laboratorio arbital Tiangong 1, siendo el primero de su tipo en la historia de la exploración espacial de China.


Los tres astronautas han efectuado una serie de experimentos científicos durante sus 13 días de estancia en el espacio.

Con el éxito de este acoplamiento, China continúa avanzando en su ambicioso programa espacial, donde asegura haber invertido unos 20.000 millones de yuanes (2.497 millones de euros) entre 1992 y 2005. A dicha cifra hay que sumar otros 19.000 millones de yuanes (2.372 millones de euros) cuando concluya la próxima misión de las naves Shenzhou, según reconoció recientemente una portavoz del programa espacial chino.

Desde que, en 2003, el coloso socialista se convirtiera en el tercer país capaz de lanzar un hombre al espacio, tras Estados Unidos y Rusia, su presupuesto espacial ha crecido al ritmo que lo hace su imparable economía. En 2005, la República Popular llevó a cabo su segunda misión tripulada y, tres años más tarde, Zhai Zigang se convirtió en el primer chino en dar un paseo por las estrellas al salir de la nave y desplegar una pequeña bandera nacional en el espacio mientras su compañero, Liu Boming, se asomaba brevemente por la escotilla.

El éxtio de los procedimientos pone de manifiesto que China domina completamente las tecnologías de encuentro y acoplamiento espaciales y posee plena capacidad para transportar a seres humanos y mercancías a un módulo orbital, un paso esencial en su plan de construir una estación espacial en torno al año 2020.

Con 10,4 metros de largo, 3,3 de ancho y un peso de 8,5 toneladas, el laboratorio espacial Tiangong 1 es el prototipo de una estación de varios módulos y mucho mayor que Pekín quiere lanzar en 2020. A pesar de que alcanzará las 60 toneladas, de momento será más pequeña que la Estación Espacial Internacional (ISS), en la que un temeroso Washington vetó la participación china.

Tras las misiones con astronautas a bordo de las naves Shenzhou, basadas en la cápsulas soviéticas Soyuz, Pekín se ha propuesto para 2016 posar sobre la superficie lunar un vehículo no tripulado, pero dotado con robots que tomen muestras y regresen luego a la Tierra. El objetivo último consiste en enviar un hombre a la Luna, lo que ha despertado los recelos del Pentágono por las implicaciones militares que pueda tener el programa espacial chino.

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