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El Evangelio no tan social

JAMES MARTIN, S.J.  


EL PARALÍTICO HOLGAZÁN 

1. Cuando Jesús regresó a Cafarnaúm después de algunos días, se reportó que estaba en su casa. 2. Así que fueron tantos los que se reunieron allí que ya no había espacio para ellos, ni siquiera frente a la puerta: y él les hablaba la palabra. 3. Entonces algunas gentes llegaron con un paralítico cargado por cuatro de ellos. 4. Y cuando no pudieron llevarlo hasta Jesús debido a la multitud, quitaron el techo de la casa; y después de atravesar el techo pusieron en el suelo la estera en que estaba el paralítico. 5. Cuando Jesús vio esto se enojó: “¿Por qué me destruyeron el techo? ¿Saben ustedes cuánto costó instalarlo? ¿Saben cuántas mesas y sillas tuve que construir en mi carpintería para pagar por ese techo? Tan solo los juncos cuestan cinco talentos. Los hice traer desde Betania”. 6. Los discípulos nunca habían visto a Jesús tan enfadado a causa de sus posesiones. Él continuó: “Esta casa es mi vida. Y el techo es la mejor parte”. Los discípulos guardaron silencio. 7. “Ya es bastante que destruyan mi propiedad privada, ¿y ahora quieren que lo cure?”, dijo Jesús. “¿Y no vieron ustedes los muros de piedra alrededor de esta casa?” “”, dijeron los amigos del hombre. “¿No son estos los muros de piedra comunes a los pueblos y aldeas de Galilea?8.No”, respondió Jesús. “Esta es una comunidad cerrada. ¿Cómo entraron ustedes?” Los amigos del hombre quedaron en silencio. 9. Luego Jesús se volvió y dijo al paralítico: “Además, ¿no puedes hacerte cargo de tus propios problemas de salud? Estoy seguro que tu familia puede cuidarte. O quizás la sinagoga pueda ayudar”. 10.No, Señor”, respondieron los amigos del hombre. “Nadie puede. Sus heridas son demasiado graves. ¿A quién más podemos acudir?11.Bueno, a mí no”, dijo Jesús. “¿Qué sucedería si yo diera atención médica gratuita a todos? Significaría que la gente no solo se volvería holgazana y tuviera ese derecho, sino que se aprovecharían del sistema. 12. Además, véanme a mí: yo estoy saludable. ¿Y saben por qué? Porque he trabajado duro para ganarme el dinero y me cuidé”. El paralitico se puso triste y se dirigió a Jesús. “Pero yo trabajé, Señor”, dijo el paralítico. “Hasta que un accidente me dejó paralizado”. “”, dijeron los amigos del hombre. “Trabajó mucho”. 13.Bueno”, dijo Jesús. “así es la vida, ¿no es cierto?” “¿Y entonces qué voy a hacer, Señor?”, dijo el paralítico. “No sé. ¿Por qué no vendes la estera?”. 14. Todos los presentes se pusieron tristes. “En realidad, ¿saben lo que pueden hacer?”, dijo Jesús. “Me pueden reembolsar el costo del techo. O los demando ante los tribunales”. Y todos se sorprendieron. 15.Nunca hemos visto algo parecido”, dijo la muchedumbre.

LA MUCHEDUMBRE MUY MAL PREPARADA

1. El día estaba llegando a su fin, y los doce apóstoles se acercaron a Jesús y le dijeron: “Despide a la gente, de manera que puedan todos ir a las aldeas cercanas y al campo a buscar albergue y provisiones, porque aquí estamos en un lugar desierto”. 2. Pero Jesús les dijo: “¿Por qué no les damos algo de comer?” Ellos dijeron: “No tenemos más que cinco panes y dos peces –a no ser que vayamos y compremos comida para toda esta gente”. 3. Porque había como cinco mil hombres. Y Jesús dijo a sus discípulos: “¿Saben?, ustedes tienen razón. No desperdicien su tiempo y sus shekels. Sería indudablemente inmoral que ustedes gastaran en esta gente el dinero que tanto trabajo les ha costado ganar. Ellos sabían bien que venían a un lugar desierto y debieron haber dependido de sí mismos y traer más comida. En lo que a mí respecta, es sálvense de los cinco mil los que puedan”. 4. Los discípulos estaban asombrados de esa enseñanza. “Pero, Señor”, dijo Tomás, “la gente seguramente pasará hambre”. Jesús estaba sorprendido de su testarudez. “Ese no es mi problema, Tomás. Es mejor que sus estómagos queden vacíos que se vuelvan dependientes en demasía de alguien con autoridad para suministrarles con regularidad panes y peces. ¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Tendré que alimentarlos todos los días?” “No, Señor”, dijo Tomás, “Tan solo hoy, cuando están sin comida. Cuando hayan quedado satisfechos estarán saludables y podrán oír mejor tu palabra y aprender de ti”. Jesús quedó dolido por la respuesta de Tomás. Respondió Jesús: “Está escrito: no existe nada parecido a un almuerzo gratuito”. Así que tomó los cinco panes y los dos peces, elevó sus ojos al cielo y tomó un pan y un pez para él, y dio el resto a los doce, según el viático diario acordado por contrato. Pero no distribuyó nada a la muchedumbre, porque tenían que aprender la lección. Así que Jesús comió y quedó satisfecho. Los discípulos un poco menos. “Delicioso”, dijo Jesús. Lo que sobró se reservó para Jesús por si tenía hambre dentro de unas horas. La muchedumbre muy mal preparada pronto se dispersó.

EL JOVEN RICO Y POR LO TANTO BIENAVENTURADO

1. A punto de salir de viaje Jesús, un hombre corrió hacia él, se arrodilló y preguntó: “Buen Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?2. Y Jesús le dijo: “¿Qué has hecho hasta ahora?3. Y le contestó el joven: “Bueno, soy de una familia rica, fui a una buena escuela en Galilea, porque mis padres donaron unos miles de talentos para un edificio con un buen techo de juncos, y ahora tengo un empleo que paga muy bien en la Tesorería romana donde administro riesgos”. 4. Jesús lo miró y sintió admiración por él y le dijo: “¡Bienaventurado eres! Porque no estás lejos de hacerte rico de forma independiente”. Y el hombre se sintió feliz. Entonces Jesús dijo: “Pero hay algo que te falta: una casa más grande en la comunidad cerrada en Tiberiades. Compra una y tendrás un verdadero tesoro. Y asegúrate de conseguir una encimera de piedra para la cocina. Realmente se ven muy bonitas”. Los discípulos estaban asombrados. 5. Pedro le preguntó: “Señor, ¿no debiera él vender todas sus posesiones y entregar el dinero a los pobres?” Jesús se indignó. “¡Atrás, Satanás! ¡Él se lo ha ganado!” Pedro protestó. “Señor”, dijo, “¿no ha tenido este hombre una ventaja injusta? ¿Qué es de aquellos que no nacieron en familia rica o que no poseen el beneficio de una buena educación, o que a pesar de todo su esfuerzo viven en las zonas más pobres de Galilea, como Nazaret, tu propio lugar de nacimiento?6.Bueno”, dijo Jesús, “en primer lugar, por eso me fui de Nazaret. Había demasiados pobres siempre pidiéndome limosna. Eran tan numerosos como las estrellas en el cielo y me molestaban. Segundo, una vez que la gente comience a gastar de nuevo, como este rico joven, la economía de Galilea inevitablemente rebotará y finalmente algo se derramará sobre los pobres. ¡Bienaventurados los pacientes! Pero regalar dinero, en especial si no se le puede pasar a cuentas incobrables, es un gran desperdicio”. El asombro de los discípulos no tenía límite. “Pero Señor”, dijeron, “¿y qué de los pasajes tanto en la Ley como en el Libro de los Profetas que nos dice que cuidemos de la viuda y del huérfano, del pobre, del enfermo y del refugiado? ¿Y qué de los muchos pasajes en las Escrituras acerca de la justicia?7.Esas son solo metáforas”, dijo Jesús. “No tomen todo de manera tan literal”.


[Fuente: America The National Catholic Weekly]

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