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Alarma de incendio: el fascismo acecha con la crisis

MILTON PINHEIRO 


En el pasado 5 de junio el joven Clément Méric, estudiante de 18 años, fue golpeado hasta la muerte por las hordas fascistas en la ciudad de París, Francia. El hecho triste, pero un acontecimiento político, despierta la alarma de incendio en la sociedad en tiempos de crisis. La sociedad tardo-burguesa en los albores del siglo XXI, ha sido incapaz de producir una solución estratégica que permita la salida de la crisis y la continuidad de la lógica capitalista, sin embargo, sigue en vigor para mantener su proyecto social a través del ajuste ideológico agresivo. Esta crisis ha crecido, se ampliado y consolidado en una crisis sistémica que está poniendo en peligro las instituciones del orden burgués y el sistema capitalista, dejando al descubierto la creciente erosión institucional de ese sistema depredador.

La característica más notable de la crisis sistémica global, que es la crisis financiera global, se extiende por un período de seis años y continuará por un tiempo más largo aún. No hay una causa única para la crisis, pero el examen de este proceso, a partir de los descubrimientos científicos de El Capital de Marx, se puede concluir que esta crisis tiene en su supre-producción su determinante. Aunque el Estado burgués ha inyectado una cantidad considerable de recursos para evitar la profundización de la crisis, el equilibrio del sistema es cada vez más distante. Lo que aparece en la escena del capitalismo es la anarquía social de la producción. El desajuste entre la oferta y la demanda ha profundizado la erosión del sistema, lo que genera la pobreza para todos los trabajadores y el lujo para la burguesía. A pesar del aporte de importantes recursos del fondo público –algo alrededor de algunos billones de dólares para evitar el colapso del sistema bancario– el hambre alcanza cientos de millones de personas pobres de todo el mundo y el pauperismo de los trabajadores profundiza.

Este ciclo de erosión corporativa se refiere a un proceso de restauración tardo-burguesa. La degeneración ideológica del pensamiento burgués falsifica y naturaliza la crisis a través de la violencia del Estado, cuando se ataca a los derechos sociales de los trabajadores, al avanzar sobre el fondo público, al modificar la legislación estableciendo regulaciones reaccionaria y pasando a través del aparato legal -político, deshilachado el tejido social.

Estamos comenzando un período en la historia cuando la crisis dará lugar a la apertura de la escena política, cuando lo impensable puede hacerse realidad en una velocidad notable. Los efectos de este proyecto, ya es la evidente barbarie más allá del aumento de la recesión, el desempleo y el ocaso financiero. Estos factores se consolidan en la crisis de la subjetividad de los trabajadores, el aumento de la xenofobia que se está extendiendo por toda Europa e incluso en las periferias de São Paulo (véase el tratamiento a los bolivianos), el racismo infestan los estadios en Europa, y con el rigor la "clase media" requiere nuevas leyes para castigar a los pobres (véase la campaña para el cambio en la edad penal en Brasil), las leyes fascistas diseñadas para evitar que los comunistas ganen elecciones (Hungría), el surgimiento del populismo neofranquista en España y el crecimiento de los partidos fascistas en Grecia, Italia y Austria.

La alarma de incendios empezó a sonar, necesitamos frenar con emergencia y detener la barbarie. Una crisis sistémica está erosionando las estructuras de las instituciones burguesas y esta clase empezó la demanda por el fascismo. La muerte del joven luchador Clément Méric debería arrojar algo de luz sobre los caminos que se abren para caminar y las luchas por desarrollar ahora en la coyuntura de los incendios.

El fascismo, en síntese, es una posibilidad política de carácter social conservador, que se presenta durante el período del imperialismo capitalista para tratar de consolidar el desarrollo del capitalismo monopolista, se presenta como un instrumento de modernización social de corte irracional, alimentada por una cultura consumista dirigida por la validez del capital financiero. Esta sociedad de lógica tardo-burguesa ha estimulado la guerra imperialista, la mística desarrollada para escapar de la ciencia y la filosofía, se acuartelamiento en el "nacionalismo chauvinista", en el anticomunismo y en las salidas de la contrarevolución permanente (gobiernos de la orden neoliberales).

Frente a este proceso de emergencia se hace necesaria "la unidad de la teoría y la práctica", según lo pensado por Marx. Es importante poner fin en el espacio político para maniobra fascista que se utiliza del pragmatismo radical y sus técnicas de publicidad, para que la disputa ideológica, actuando en el campo abierto de una manera "antliberal, antdemocrático, antissocialista, antiobrera", aplicando muchas veces, la violencia física, el establecimiento de miedo y del terror.

Sin embargo, la apertura de la escena política, con su imprevisibilidad, está forjando un mundo en crisis que ha desplazado a millones de trabajadores. Parten de la indignación, se comportan de una manera espontaneísta, hacen temblar las estructuras con huelgas y manifestaciones. La historia del tiempo presente es el lanzamiento de una consigna: insta a la auto-organización de los trabajadores. La tarea de la emergencia histórica es organizar la vanguardia para que, cuando los trabajadores se muevan, sean capaces de dirigir las batallas que la lucha de clases conlleva. En una sólo palabra, necesitamos del operador político en cuanto sujeto colectivo que tiene la capacidad de formular y actuar desde un proyecto orgánico de los trabajadores. Este operador político se constituye de manera diferente para, a partir de la unidad del bloque revolucionario del proletariado, pueda hacer frente al orden capitalista, evitando así que el fascismo en su nuevo ciclo llegue a la victoria. Al mismo tiempo, esta herramienta de la vanguardia, orgánicos a los trabajadores, debe construir la posibilidad de la revolución.


(*) Milton Pinheiro es profesor de Ciencias Políticas en la Universidad del Estado de Bahia (UNEB/Brasil), autor/organizador, entre otros, del libro Teoría y práctica de los consejos obreros, en conjunto con Luciano Cavini Martorano, en prensa (Expresión Popular, São Paulo, 2013). Es miembro del Comité Central del Partido Comunista Brasileño (PCB).

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