Portada | | | Contra la criminalización de los movimientos sociales. Todo el apoyo a las luchas de la juventud y del proletariado. ¡Por el Poder Popular!

Contra la criminalización de los movimientos sociales. Todo el apoyo a las luchas de la juventud y del proletariado. ¡Por el Poder Popular!

Comisión Política Nacional del 
PARTIDO COMUNISTA BRASILEÑO (PCB) 



Las luchas sociales se vienen intensificando de manera significativa en Brasil tras las extraordinarias jornadas que se iniciaron en junio. Como el gobierno no atendió las reivindicaciones populares y como la población, especialmente la juventud, perdió el miedo a manifestarse, el conflicto social se ha vuelto cada vez más explosivo en las ciudades del país, especialmente en Río de Janeiro y São Paulo. Todos los días en alguna ciudad brasileña la población proletarizada y la juventud salen a las calles para protestar contra alguna arbitrariedad del gobierno y del capital, bloquean carreteras, paralizan la circulación de mercancías, se enfrentan a las fuerzas policiales, siendo reprimidos violentamente.

Mientras tanto, el gobierno federal y los gobiernos estatales, en una santa alianza del gran capital, afilan sus instrumentos políticos, militares y de inteligencia para reprimir a los movimientos sociales. A esta estrategia se unen los medios de comunicación de masas desarrollando una gran campaña de manipulación en el sentido de caracterizar las manifestaciones de masas como actos de vandalismo, destrucción y caos. Para ello, procuran crear chivos expiatorios para ocultar el descontento de la población, justificar la violencia policial contra los manifestantes y eliminar a la población de las calles.

Sin embargo, cada vez es más claro para el pueblo que el origen de la violencia son las dramáticas condiciones de vida de la población brasileña, que enfrenta a diario un transporte colectivo caótico y caro, una sanidad y una educación indignas, la vivienda precaria y la violencia policial en los barrios populares. En vez de resolver estos problemas concretos del pueblo, el Estado burgués, como siempre, trata la cuestión social como un asunto de la policía. De esta manera, incrementa la represión contra de la justa lucha de la población y de la juventud por sus derechos sociales básicos y contra los desmanes policiales en los barrios de las grandes ciudades, e incluso llama al Ejército y la Fuerza Nacional para reprimir las huelgas y manifestaciones, como ocurrió recientemente en las protestas contra la entrega del petróleo al capital.

Esta es la tradición de las clases dominantes brasileñas, que se han viciado históricamente en la impunidad y en la violencia contra el proletariado y actualmente están llevando a cabo una verdadera guerra abierta contra el pueblo. Esto se puede sintetizar en una reciente entrevista del gobernador de São Paulo, después de una masacre de jóvenes por la policía. Arrogante, dijo: "quién no ha reaccionado está vivo", una autorización a la barbarie. En esta guerra, la policía utiliza armas letales, vehículos blindados, balas de goma, gases lacrimógenos y de pimienta, granadas aturdidoras y toda una maquinaria bélica para enfrentarse a la población y los manifestantes; además del hecho de que todavía infiltra agentes provocadores en las manifestaciones para justificar la represión. Todos son testigos de detenciones masivas en las recientes protestas, de los asesinatos y de la violencia, sobre todo contra los jóvenes pobres y negros, víctimas principales de la policía, sin derecho de defensa,  además de sometidos a "embargos por infracciones".

Algunos ejemplos concretos pueden ilustrar la barbarie contra la población y la juventud. Recientemente, el ayudante de albañil Amarildo fue torturado hasta la muerte en una Unidad de Policía "pacificadora" de Río de Janeiro. En São Paulo, un policía mató con un tiro en el pecho al joven Douglas Rodrigues en una redada policial, sin ningún motivo. "¿Por qué me disparó usted?" fueron las últimas palabras del joven antes de morir. Durante las manifestaciones de junio la policía disparó con balas de goma y dejó ciegos a dos manifestantes, un estudiante y un fotógrafo.

Por lo tanto, esta es la verdadera violencia, la violencia institucionalizada, la violencia del Estado y del capital. ¿Qué es más inhumano? ¿Romper algunas sucursales bancarias, comercios y golpear a un policía que estaba provocando a los manifestantes, o la tortura hasta la muerte del ayudante albañil Amarildo, el asesinato del joven Douglas Rodrigues o vaciar los ojos de dos jóvenes? Por lo tanto, la violencia de la población no es ni más ni menos que la respuesta a las atrocidades de que son víctimas a diario el proletariado y la juventud en los barrios populares.

Esta coyuntura es la que provocó el surgimiento de diversos grupos y tácticas que identificamos como anticapitalistas, incluyendo los llamados Bloques Negros, que están dando respuesta violenta a la violencia de la policía, expresando la indignación de la juventud contra la represión permanente al pueblo, contra las humillaciones cotidianas de las redadas policiacas en los barrios y las precarias condiciones de vida de la población. Los jóvenes y los proletarios no quieren más ver a sus hermanos, amigos y conocidos, siendo asesinados en esta escalada de criminalización de la pobreza. Estos grupos combativos de jóvenes son un fenómeno social y no pueden ser tratados como marginales ni delincuentes. Son jóvenes indignados con la violencia del capital, que imaginan estar contribuyendo al debilitamiento del capitalismo con acciones espectaculares, de pequeños grupos osados. Los jóvenes comunistas, en las manifestaciones populares, marchan codo a codo con estos grupos en la autodefensa contra la violencia policial.

El Partido Comunista Brasileño (PCB) tiene una larga experiencia de lucha contra el capital. Sabemos que solo las luchas que involucran grandes masas, con el protagonismo de la clase obrera y el conjunto de los trabajadores, son capaces de derribar el capitalismo. Por eso, procuramos organizar a los trabajadores, a la juventud y a la gente pobre de los barrios para derrotar al sistema capitalista. Entendemos que los Bloques Negros, anarquistas y otros grupos que se forman en función de la resistencia a la violencia policial no son nuestros enemigos, como algunos sectores de la izquierda institucionalizada tratan de hacernos creer. Son compañeros que utilizan una táctica diferente a la nuestra, pero merecen respeto y solidaridad, y tenemos la obligación de dialogar con estos sectores y procurar traerlos a la lucha organizada de masas.

Entendemos que la lucha de clases ha cambiado en el país y tiende a intensificarse a medida que la crisis económica mundial avanza y que la crisis social se intensifica en Brasil. Es bueno que la izquierda institucionalizada se vaya acostumbrando a la respuesta de las masas a la violencia del Estado. Las jornadas de junio fueron sólo el comienzo de un proceso que será largo, violento y tenso, como toda la lucha de clases. Como organización revolucionaria, nosotros estaremos sin vacilar en primera línea de las luchas sociales y políticas en Brasil, procurando contribuir a la organización y la autodefensa del pueblo y la construcción del poder popular, en la dirección de la sociedad socialista.

¡Contra la criminalización de los movimientos sociales!

¡Toda la solidaridad con los que están en la lucha anticapitalista!

¡Por la la liberación de los presos políticos y el fin de los procesos judiciales!

¡Por el Poder Popular !

Noviembre de 2013

Artículos relacionados