Hay una escena en la película Bailando con lobos en la que el protagonista, ya piel roja converso, es apresado por el ejército del que una vez formó parte. Estos lo interrogan violentamente y llega un momento en que él se convence de la inutilidad de contestar a sus preguntas y les dice en el nuevo idioma que ya es el suyo algo así como no tengo nada que decirte, ya no hablo tu lengua.

Pasa que uno cada vez habla menos la lengua de esta pseudodemocracia, cuya última cruzada institucional es enaltecer la figura de Fraga, un tipo agrio y fascista cuyo gran mérito es haber sabido bajarse del burro del franquismo para seguir en el ejercicio del poder. Todo el arco político institucional, incluidos socialistas e izquierda unida, aplaude ahora el talante “democrático” de un señor que saludaba brazo en alto y firmaba penas de muerte (la de Grimau la defendió a eso, a muerte). Esos son los padres de la patria, como decía García Marquez, total, les espera estar esculpidos en mármol ecuestre y cagados de golondrinas. Ya no hablo el idioma del rostro pálido.