Por su interés, reproducimos la entrevista que el digital Tribuna Comunista ha realizado a Juan Rafael Lorenzo, Secretario Político del Comité Nacional del Partido Comunista del Pueblo Canario (PCPC) y Director de la revista Propuesta Comunista del PCPE.
TRIBUNA COMUNISTA: Comenzamos esta entrevista con un artículo de un columnista editado recientemente por el periódico El Mundo:
“Sobra el 40% de los funcionarios, pero no sólo por la crisis, sino porque un Estado no puede ser esta demencial maquinaria de burócratas. Ni los maestros ni los médicos tienen que ser funcionarios, ni que la Sanidad y la Educación sean servicios universales significa que la red que los provee tenga que ser pública. Sobran 15 autonomías, con sus 15 parlamentos y sus 15.000 cargos duplicados.” Salvador Sostres. Un Estado moderno.
Estamos asistiendo a un ataque global, sin precedentes, a la médula espinal de los derechos que la clase trabajadora ha venido conquistando durante decenios, por parte del sistema neoliberal capitalista. ¿Donde sitúa el PCPC los límites de estos, o vienen a por todo y a por todos?
JUAN RAFAEL LORENZO: El análisis sobre el que trabaja el Partido Comunista del Pueblo Canario es que estamos en una crisis estructural del capitalismo, una crisis profunda, la más profunda que ha padecido el capitalismo a lo largo de su historia, de una magnitud y una profundidad tal que requerirá, para la sobrevivencia del capitalismo, que el capital haga una expropiación extra de la clase obrera, de los sectores populares; de los sectores autónomos; pequeñas empresas; la pequeña burguesía; estamos ante una crisis de caballo, en la que la tasa de ganancia desciende inexorable e inevitablemente. Es el gran problema que tiene hoy el capitalismo, crece la composición orgánica del capital, y, por tanto, la reproducción ampliada del capital queda cortocircuitada, y al capitalismo no le queda más remedio que profundizar todas las medidas de explotación de la clase obrera; aumentar aceleradamente la explotación de la clase obrera, reducir drásticamente la parte del excedente que durante unos decenios destinó a tener a la clase obrera contenta, por decirlo así, eso que se ha llamado el estado del bienestar.
El estado del bienestar es historia; historia en el sentido que es pasado y en el sentido que, dentro del capitalismo, también es irrecuperable. Con la correlación de fuerzas que hoy existe en el planeta entre las fuerzas del capital y las fuerzas de la clase obrera, vamos a una polarización extrema de los intereses antagónicos de ambas clases, de la oligarquía capitalista y de la clase obrera, tanto en el plano internacional como en el plano de cada uno de los estados; y, en esa extrema polarización, los comunistas entendemos y analizamos que hay dos salidas: la salida capitalista, que es más explotación, menos salario, menos trabajo, menos servicios públicos, menos protección social (por tanto, mayor acumulación de plusvalía en manos del capital, mayor transferencia de plusvalía hacia el capital); y la salida revolucionaria, que es la salida de la revolución socialista, la revolución obrera, con el paso imprescindible en esa revolución, que es expropiar a los expropiadores; o sea, convertir en propiedad social todos los sectores estratégicos de la economía, desde la banca a las grandes empresas, transportes, todos los mecanismos de distribución, las grandes redes de comercialización, la energía, etc.
Entendemos que hoy la crisis del capitalismo aboca a esa disyuntiva: o más capitalismo (o sea, más explotación) o revolución socialista. Creemos que no vivimos una época que admita los términos medios. La lucha, hoy, de la clase obrera y de su partido revolucionario tiene que ser una lucha por la revolución socialista, desde la reivindicación más inmediata hasta la hasta la reivindicación a mediano plazo, todo tiene que inscribirse dentro del marco general de la lucha por la revolución socialista, por arrebatar el poder al capital.
TC: En Canarias, las cifras son realmente escandalosas: 33% de paro; 2.193 desahucios en el primer trimestre; 18% de los hogares canarios tienen a todos sus miembros en paro; 41% de paro juvenil; Una pensión media 52,14 € por debajo de la estatal; la cesta de la compra 100/148 € más cara del Estado. ¿Tienen músculo suficiente los movimientos sociales y la izquierda alternativa canaria para contrarrestar estos envites de este sistema?
JRL: Esos datos que tu expones conectan con esa primera respuesta que te di y con cuál es el marco general en el que hoy se desarrolla la lucha de clases, en el que se dirime la contradicción entre capital y trabajo. Ese mismo artículo que citabas al principio de la entrevista, expone con claridad cuáles son las intenciones, cuál es la voluntad y cuál es el deseo del gran capital, que es el achicamiento absoluto del estado, y esto quiere decir el empobrecimiento de las grandes mayorías, y empeoramiento brutal de sus condiciones de vida en Canarias; eso se traduce en unas estadísticas que muestran un deterioro pavoroso de la situación social. Como partido, hemos puesto en marcha una iniciativa que la hemos llamado “La Infancia, Lo Primero; Comedores Escolares Gratuitos” como un mecanismo de respuesta a esa situación de devastación social que la crisis está provocando en Canarias; una iniciativa que la hemos compartido con aquellas organizaciones que han querido sumarse, organizaciones progresistas, sociales, políticas y sindicales, colocando el tema encima de la mesa y dándole amplitud social, y que, a la vuelta de las vacaciones escolares, retomaremos para obligar a intervenir presupuestariamente al Gobierno de Canarias en una situación en la que miles y miles de niños en las islas, en estos momentos, pasan hambre (y hay que decirlo así, hay que decir que cuando hay niños que comen una vez al día, y malamente, eso es pasar hambre, eso hay que llamarlo por su nombre).
Las estadísticas nos revelan, por tanto, una situación muy dura, y, al mismo tiempo, nos están hablando de que en Canarias existe una aplastante mayoría social que es clase obrera, que es asalariada, que son sectores populares que viven de la venta de su fuerza de trabajo, o que viven directamente de su trabajo, sin explotar a nadie, sin explotar fuerza de trabajo; por tanto, digamos que hay una base social suficiente, amplísima, la más amplia que ha habido nunca en Canarias, para desarrollar un proyecto revolucionario (que históricamente lo hemos resumido en la consigna “Canarias libre y socialista” y que se liga a la lucha de Pueblo Canario Unido y Unión del Pueblo Canario); la musculación de esa inmensa masa social (que objetivamente está interesada en un cambio de sistema social) se la tiene que dar un programa adecuado, una estrategia correcta y una táctica acertada; somos más, como se dice ahora en determinados ambientes, incluso en algunas consignas.
Ciertamente, somos más, somos muchísimos más, nunca antes había habido una masa asalariada y trabajadora en Canarias como la que existe hoy, y lo que se necesita para que esa masa se convierta en una fuerza social y política, en condiciones de tumbar el sistema capitalista y abrirle camino a un sistema social alternativo (que nosotros lo llamamos sistema socialista hacia el comunismo), lo que necesita es eso: un programa orientado a acabar con ese sistema, una estrategia trazada con esa finalidad -tumbar ese sistema- y una táctica para la unidad, la lucha y la solidaridad de todos esos sectores sociales. Ahí es donde creemos que está la musculación del movimiento social y el movimiento revolucionario en Canarias.
TC: El PP y sus políticas no han llegado solas. ¿Hasta dónde la corresponsabilidad invigilando de los sindicatos y de la izquierda reformista (con respecto a su militancia y preparación de cuadros) en la ascensión de las políticas reformistas neoliberales?
JRL: Lo que sucede hoy sería incomprensible sin echar un vistazo a la transición española: lo que sucedió en la década de los 70 marca a fuego la situación que está sucediendo hoy. La renuncia por el Partido Comunista de España a la estrategia revolucionaria en los años 70 y su política de consenso con el tardofranquismo y los sectores de la burguesía más esclarecidos, llevó al desgajamiento y liquidación del Partido Comunista de España, a convertirlo en su mínima expresión, y a la liquidación de toda la constelación de organizaciones sindicales y populares que, en torno a la lucha del Partido Comunista, se había construido en los últimos años del franquismo y en los primeros años 70.
De aquellos polvos, estos lodos. Es incomprensible la situación que vivimos hoy sin entender que tiene un punto de arranque en esa quiebra de la estrategia revolucionaria en los años 70, con la política de consenso y el pacto de la transición, que se concreta en los Pactos de la Moncloa, en la constitución de 1978 y en todos los pactos sociales que se firman por parte de las organizaciones sindicales principales a partir de ese momento; una situación a la que la izquierda revolucionaria o no estuvo en condiciones o no supo dar respuesta en su momento.
Esa transición, con su consenso y su pacto constitucional, lo que ha venido a hacer es prolongar la victoria obtenida por el capital en la guerra civil de 1936-39. Los pactos de la transición la prolongaron; y la prolongaron hasta el día de hoy. Además, al renunciar la principal organización de la izquierda del Estado Español, el PCE, a su estrategia revolucionaria, todavía coadyuvó más a la prolongación de esa derrota, al desarme ideológico, al desarme programático, al desarme táctico y estratégico del movimiento obrero y del movimiento popular, que es la situación en la que estamos en estos momentos.
Por tanto, tenemos que partir, ahora, reconociendo esa debilidad, reconociendo esa desestructuración, desgarramiento y desconexión del movimiento obrero de su propia historia y de sus propias tradiciones; partiendo de ahí, hacer la reconstrucción -o la construcción- de la unidad, en primer lugar, del movimiento obrero; una unidad combativa, una unidad en la lucha. Los pasos que se den en torno a esa unidad conformarán la reconstrucción del partido revolucionario, del Partido Comunista, imprescindible para esa tarea de unir a la clase obrera, a los sectores populares, en torno a un programa, una estrategia y una táctica que pongan en el horizonte la conquista del poder.
TC: Frente amplio de la izquierda alternativa canaria. ¿Cuáles, a juicio del PCPC, deben ser sus fronteras, las líneas rojas de una correcta política de alianzas del Partido y de la clase obrera?
JRL: El 9º Congreso del Partido Comunista de los Pueblos de España, organización de la que formamos parte, formuló una política de alianzas que llamamos frente obrero y popular por el socialismo. Esta formulación de la política de alianzas rompe, supera, la formulación de la política de alianzas con la que el partido había venido trabajando desde el año 84 hasta el 2010, en que se celebra el 9º Congreso. Esa política de alianzas, llamada frente de izquierdas, la consideramos hoy errónea y que ha retrasado, o ayudado a retrasar, el desarrollo del partido a lo largo de todos estos años, y ha estado también en la base de muchos problemas que el partido ha tenido desde poco tiempo después de su constitución.
Esta nueva política de alianzas que definimos como frente obrero y popular por el socialismo es una política en la que el PCPC y el PCPE entendemos que lo verdaderamente necesario, importante e imprescindible es construir la alianza de la clase obrera y de los sectores populares en torno a un programa, a una estrategia y a una táctica que tengan por objetivo la conquista del poder y la construcción de la sociedad socialista hacia el comunismo. Esta política de alianzas implica la negación de una etapa intermedia entre el poder del capital y el poder de la clase obrera en las sociedades del capitalismo desarrollado; entendemos que las sociedades del capitalismo desarrollado -o sea, imperialista-, son sociedades en las que no hay espacio para un sistema de poder que no sea ni del capital ni de la clase obrera.
Las realidades del capitalismo en las sociedades donde nos toca luchar son realidades de capitalismo desarrollado, de capitalismo imperialista, donde están dadas todas las condiciones objetivas para el tránsito revolucionario hacia la sociedad socialista. Por tanto, la política de alianzas hoy se tiene que articular con el objetivo de la toma del poder por la clase obrera y por los sectores populares, concretándose en la creación de un estado proletario, de un poder obrero, que el movimiento comunista siempre ha llamado dictadura del proletariado. La política de alianzas se tiene que establecer con ese objetivo en el entendimiento de que no hay fases intermedias en el capitalismo desarrollado, no hay fases intermedias entre el poder del capital y el poder de la clase obrera, y que, por tanto, las alianzas tienen que ser alianzas de la clase obrera y de todos los sectores populares con el objetivo de derrotar al capital, arrebatarle el poder y comenzar la construcción de la sociedad socialista.
TC: Hasta el momento presente, la unidad de acción sindical, la presencia de los llamados sindicatos mayoritarios conjuntamente con los alternativos, es uno de los elementos a destacar; hemos sabido en las últimas horas de una reunión de CCOO/UGT tanto con A. Merkel como con Rajoy. ¿Qué valoración hace el PCPC de estos contactos?
JRL: El PCPC no tiene ninguna confianza en las cúpulas dirigentes de las organizaciones sindicales, en particular, de Comisiones Obreras y de UGT. Entendemos que esas cúpulas están cooptadas por el capital, desarrollan una línea completamente insertada en el sistema capitalista, no tienen ninguna aspiración a superar este sistema y todo cuanto hacen camina por la vía estrecha del capitalismo. Leyendo los documentos que las cúpulas sindicales (en particular, de CCOO y UGT) publican uno tiene claro que esas cabezas no están pensando en acabar con la explotación de la clase obrera a la que representan, sino que están pensando en cómo aliviar el nivel de explotación al que es sometida; están pensando en cómo cogestionar una parte del sistema y no están pensando en una estrategia superadora de la explotación de la clase obrera.
Dicho esto, también el PCPC saluda los niveles de confluencia sindical que se han venido dando en los últimos meses, que obedecen, fundamentalmente, a la virulencia del ataque del capital, a la agresividad con que los gobiernos del capital -como el del PSOE, antes, o el de Rajoy, ahora- están afrontando la crisis, cargándola enteramente sobre las espaldas de la clase obrera y de los sectores populares. Toda esa confluencia sindical se da en ese contexto, empujada por la crisis, y, también, en una situación en la que el pacto social tiene escasísima viabilidad, por no decir ninguna; un momento en el que el pacto social no va, no porque las cúpulas sindicales no lo deseen, sino porque el capital no lo quiere.
Ese contexto empuja, necesariamente, a la calle; y la calle es un unificador -un unificador de las luchas, de los propósitos-, porque cuando todos entendemos -desde todos los sectores, desde los más reformistas a los más revolucionarios- que sólo nos queda la calle, pues ahí nos encontramos y ahí vamos compartiendo algunas unidades y, al mismo tiempo, vamos dirimiendo posiciones en relación con el análisis que se hace de la situación y de las necesidades que esa situación demanda.
El PCPC apuesta por que se mantenga esa confluencia sindical, apoya todas las luchas que vayan en la dirección de darle moral de combate al pueblo, que vayan en la dirección de dotar al pueblo de un programa reivindicativo, de darle conciencia, organización y capacidad de lucha. Entendemos que esa confluencia sindical hoy ayuda a esa tarea, y, al mismo tiempo, entendemos que es una tarea que las cúpulas sindicales actuales no van a realizar a cabalidad, y, por tanto, se requiere una intensa lucha ideológica en el seno del movimiento obrero, en el seno del movimiento popular, en torno a los caminos a seguir y los objetivos a conquistar porque, el momento que estamos viviendo, que lleva a la calle a miles y miles de personas, tiene que ser un momento de clarificación ideológica, de clarificación de objetivos, para que no se convierta en estéril en un plazo relativamente corto y deje a la clase obrera aún más desorganizada, desarmada, de como llega a esta situación actual de la crisis del capitalismo.
Unidad, solidaridad, lucha y también batalla ideológica por el esclarecimiento del camino y de los objetivos que es preciso abordar y conquistar. Eso no se puede dejar en manos de las actuales cúpulas sindicales, que ni entienden a cabalidad la crisis del capitalismo ni entienden lo que es preciso realizar para que de esta crisis salgamos victoriosos, y no más derrotados que como hemos llegado a ella.
TC: Sabida es la apuesta que a nivel del estado realiza el PCPE por los CUO. ¿Podrías describirnos, para los profanos, qué son y sus líneas?
JRL: Los Comités para la Unidad Obrera son la estrategia de unidad del movimiento obrero que hemos definido en la Conferencia de Movimiento Obrero del PCPE. Los CUO no son un sindicato ni aspiran a serlo. Entendemos que ya hay suficientes sindicatos y que de lo que se trata es de superar ese fraccionamiento sindical, que indica debilidad. Nunca el movimiento obrero es tan débil como cuando tiene multitud de organizaciones sindicales. Por tanto, los CUO son un espacio de encuentro que el Partido Comunista de los Pueblos de España está trabajando en el que tratamos de que confluyan aquellos miembros del movimiento sindical, miembros del movimiento obrero, de la clase obrera, que tienen una mayor predisposición a desarrollar un sindicalismo combativo, un sindicalismo de clase, de confrontación, desarrollándolo desde las mismas organizaciones sindicales en las que están.
Es decir, los CUO no le pide a nadie que abandone la organización sindical donde milita; al contrario, se le pide a quienes se acercan a los Comités para la Unidad Obrera que mejoren y profundicen su trabajo en aquella organización sindical en la que están y, si no están en ninguna organización, se le orientan a la afiliación y el trabajo en la organización sindical más apropiada de su centro de trabajo, sin, por tanto, marcar una orientación concreta de afiliación sindical, sino que lo que marcan es una línea de trabajo, en el sentido de la recuperación y el desarrollo del sindicalismo de clase, basado en el colectivo obrero de la empresa, basado en la asamblea obrera, en la potenciación de los comités de empresa -como organismo básico de representación de las trabajadoras y de los trabajadores-, el desarrollo de un sindicalismo combativo, de confrontación y de rechazo al pacto social; o sea, un sindicalismo de lucha y un sindicalismo de solidaridad entre los sectores de la clase obrera que estén en lucha (allí donde haya un colectivo en huelga o en lucha por su convenio, por sus reivindicaciones, hay que estimular, hay que organizar, hay que llevar la solidaridad del resto de la clase obrera, cosa que hoy se da muy poco y ante situaciones muy clamorosas, como pudo ser la acampada de Sintel o la solidaridad que está generando en este momento la lucha minera.
Pero no se trata de que la lucha combativa, ejemplar, de un sector genere la solidaridad. Se trata de que la solidaridad esté estructurada en los genes del movimiento obrero, del movimiento sindical y que no sea preciso esperar a que una lucha adquiera las dimensiones que tuvo la acampada de Sintel o la que tiene hoy la lucha minera para que entonces surja la solidaridad, sino que desde el momento en que un colectivo obrero emprende una lucha inmediatamente se organice la solidaridad del resto de la clase para que esté apoyando.
Por tanto, los CUO son o pretenden ser un espacio unitario en el que no sólo puede participar, sino que está convocado a participar, cualquier trabajador, cualquier trabajadora, con afiliación a cualquier sindicato o a ninguno, para construir la unidad obrera desde esos parámetros: unidad en la asamblea de empresa, lucha de confrontación contra el capital en torno a los intereses y derechos de la clase obrera y la solidaridad entre todos los sectores obreros, porque la lucha de unos tiene que ser la lucha de todos, para que un día la lucha de todos produzca la victoria de la clase obrera. Esa es la apuesta de los CUO. No es un sindicato, no pretende ser un sindicato, pero sí un instrumento de lucha sindical de los sectores más conscientes, más combativos de la clase obrera, sin distinción de siglas sindicales o políticas.
TC: Julie Gavras dice que “la juventud está sobrevalorada, es un estado, no tiene ningún mérito”. ¿Qué piensas sobre esto, sobre el rol de la juventud y los Colectivos de Jóvenes Comunistas en esta crisis?
JRL: La juventud ha sido siempre un sector dinámico, renovador, en todas las sociedades. Por ese estado de dinamismo, de renovación, de nueva percepción de las realidades, es un sector transgresor. Unas veces, esa trasgresión, esa renovación, la expresa políticamente; y, otras muchas, la expresa en otras direcciones, no siempre, necesariamente, positivas para el progreso social.
La juventud, hoy, está llamada a convertirse en una fuerza de combate muy importante, siempre que adquiera una orientación política adecuada: no por ser joven se es revolucionario (revolucionario es aquel que tiene una ideología y unos propósitos revolucionarios, no aquel que tiene una edad determinada). Pero la juventud está siendo sometida a unas condiciones de vida que podríamos definir como bastantes decepcionantes desde el punto de vista vital, una juventud a la que el futuro independiente se le aleja cada vez un poquito más y, por tanto, una juventud que está, por su situación objetiva, en condiciones de mirar de nuevo hacia los ideales revolucionarios para conquistar su vida, conquistar su futuro y, con ello, conquistar un futuro para la sociedad.
El Partido Comunista tiene una tremenda confianza en los sectores juveniles obreros y populares; confianza en su capacidad o en su disposición para asimilar la ideología revolucionaria e incorporarse a la lucha revolucionaria organizada y disciplinada, que haga avanzar las posiciones de la clase obrera, de todo el pueblo, y de emprender el camino de la victoria. Por sus condiciones de vida, no por su edad, entendemos que la juventud, hoy, va a jugar un papel importante en ese trayecto de la lucha de clases que estamos cubriendo actualmente. Y que jugará ese papel positivo y revolucionario siempre que asimile, asuma, la ideología revolucionaria -la ideología de la lucha por el socialismo y el comunismo- y la estrategia de organización vinculada a esa ideología en torno a la lucha sindical y la lucha política en el Partido Comunista.
TC: En esta fase, es evidente que gran parte de la tarea partidaria se centra en la lucha política, en la movilización de los trabajadores y movimientos sociales. Pero, ¿y la lucha ideológica, qué hace el Partido Comunista del Pueblo Canario en cuanto a la preparación de cuadros?
JRL: Tanto el Partido Comunista del Pueblo Canario como el Partido Comunista de los Pueblos de España, a partir del 9º Congreso celebrado en diciembre de 2010, ha emprendido una intensa tarea de formación de sus cuadros y de su militancia, estructurada en una serie de escuelas: una escuela central de cuadros y varias escuelas territoriales para los cuadros de los comités intermedios y dirigentes de esos territorios. En Canarias, concretamente, a principios de junio celebramos la escuela territorial de Canarias, que la hicimos en Tenerife, con el desarrollo de un programa de estudios centrado, fundamentalmente, en el esclarecimiento, en la comprensión, de la crisis capitalista que vivimos (de dónde viene y cuál es su previsible desarrollo) y en la estrategia y la táctica del partido para afrontar este momento de la lucha política y de la lucha de masas y la lucha ideológica. Tenemos esa estructura de escuelas, que están funcionando y que han terminado una primera fase en este verano, y que inmediatamente iniciamos una segunda fase de formación, a partir de septiembre, con un nuevo temario.
Entendemos en el partido que la lucha ideológica, hoy, es clave para el desarrollo del proyecto revolucionario: hay que confrontar con las posiciones de socialdemócratas y reformistas de todo tipo con posiciones elaboradas, bien estructuradas, de tal manera que vaya ayudando a la propia militancia del partido y a los sectores que van a la lucha en estos momentos; ayudándolos adquirir la conciencia y la necesidad de lo que nosotros hemos establecido como el objetivo de lucha central en este momento y hasta su culminación (o sea, hasta la victoria): hoy la lucha es por el socialismo, la lucha es por el comunismo, y no hay ninguna fase intermedia entre el poder del capital y el poder de la clase obrera como ya dije anteriormente.
En torno a esto hay que desarrollar la lucha ideológica, hay que hacer la confrontación teórica, política e ideológica contra la socialdemocracia -no sólo la del PSOE- contra todos los sectores del reformismo de izquierdas, que no plantean con claridad el objetivo de la lucha revolucionaria por el poder, la lucha revolucionaria por construir la sociedad socialista. Recuerdo que el boletín “Publicidad Partidaria” de lucha contra el eurocomunismo venía encabezado por una cita de Lenin que dice que sin derrotar ideológicamente al oportunismo y al reformismo es impensable la revolución.
TC: Recientemente se disolvió, incorporándose al partido, la organización del PRCC. ¿En qué fase considera el Partido Comunista del Pueblo Canario que se encuentra lo que se ha dado en llamar la diáspora comunista en Canarias?
JRL: La división del movimiento comunista en el Estado Español, que hunde sus raíces en los finales de los 60 y principios de los 70 del siglo pasado, que se ha prolongado hasta a el día de hoy, es una situación de división que es obligado superar para poder desarrollar el proyecto revolucionario de una manera sólida y más rápida. Sabemos que no es una tarea sencilla porque esta diáspora -como tú dices- no es de ayer ni de anteayer, sino que se da con la debacle del PCE a finales de los 60 y principios de los 70, por lo que una parte de la militancia que entonces hubo ya hoy está en otras coordenadas y otra parte, que se mantiene en las coordenadas del comunismo y de la aspiración al socialismo, no tiene unificado un análisis de la situación, de la lucha de clases internacional y estatal en el momento actual, no tiene unificado un análisis del porqué de la división del movimiento comunista en el Estado Español y no tiene unificado un camino de superación de esa división.
Entendemos que en estos momentos, en que el ascenso de la lucha del movimiento obrero y de la lucha de masas se está dando, se crean condiciones más favorables para que los diferentes sectores comunistas organizados y no organizados vayan encontrando un lenguaje común, un análisis común de la situación de la lucha de clases, de la situación del capitalismo y de las necesidades que impone al movimiento revolucionario; y que, desde ese desarrollo de la lucha del movimiento obrero y del movimiento popular, también nos coloquemos en situación de dar nuevos pasos de encuentro y unidad de los comunistas y, fundamentalmente, que ello ayude a la incorporación de generaciones nuevas de militantes comunistas estimulados por esta situación de crisis, esta situación de lucha popular que en estos momentos tenemos, y que, por tanto, las filas de la revolución, las filas del Partido Comunista, crezcan con un espíritu combativo, un espíritu de confrontación con el capitalismo y de lucha sin tregua por conquistar el poder y construir la sociedad socialista.
TC: La revolución bolivariana nos indica que otro mundo es posible, que sí hay vida inteligente más allá de las políticas neoliberales. ¿Salir del euro, sí o sí?, ¿es posible una salida democrática dentro del sistema actual?
JRL: En estos momentos nos encontramos desarrollando toda una campaña bajo el lema “Salida del euro, de la Unión Europea y de la OTAN”. Entendemos que esos son tres pilares fundamentales del poder capitalista en el marco geográfico donde nos toca desarrollar la lucha revolucionaria, tres instituciones del imperialismo europeo estructurado en torno a la Unión Europea, y que, por tanto, una salida revolucionaria (es decir, un rompimiento con el capitalismo para iniciar la construcción del socialismo) requiere necesariamente romper con las principales instituciones que hoy dan fuerza, dan poder, al gran capital en Europa, y esas instituciones son el euro, la Unión Europea y, en el apartado militar, la OTAN. Colocarlas en el punto de mira y hacer entender al movimiento popular que es necesario romper con esas instituciones para poder desarrollar un proceso revolucionario en el marco del Estado Español es una parte esencial, urgente y del orden del día del Partido Comunista.
Y decimos romper con esas instituciones para desarrollar, para poder ir a un proceso revolucionario, en el marco del Estado porque el Partido Comunista de los Pueblos de España y el Partido Comunista del Pueblo Canario consideramos que el marco de la revolución es el marco estatal, es el marco territorial de explotación de una porción de la clase obrera (en este caso, de la clase obrera del Estado Español), que ahí el capital que la explota se estructura en un poder con un Estado y unos instrumentos para la explotación, la coerción y el control de esa clase obrera, y que es en ese marco donde la lucha de clases adquiere unas características determinadas y es en ese marco donde la lucha de clases ha de tener el desenlace revolucionario.
Ese desenlace revolucionario será mucho más complicado y más difícil sin romper con las otras grandes instituciones del gran capital en el ámbito europeo, cuales son la Unión Europea el euro y la OTAN. Eso como una cuestión que entronca con el planteamiento del Partido Comunista de Grecia, el KKE, en esta fase de la lucha de clases, de la lucha política, que ha tenido sus expresiones últimas en las elecciones celebradas en Grecia. El PCPE comparte grandemente la estrategia y los posicionamientos del Partido Comunista de Grecia: es la primera vez que en Europa un Partido Comunista, después de la Segunda Guerra Mundial, se niega a cogestionar el poder del capital y plantea una estrategia de ruptura y de posibilidad del triunfo de la revolución en el ámbito del capitalismo desarrollado, del capitalismo del llamado del primer mundo.
El Partido Comunista de los Pueblos de España comparte ese planteamiento, esa visión, esa concepción de la lucha del Partido Comunista de Grecia, y comprende que plantearse una política de no alianzas para la conformación de gobierno ni con Syriza ni con el PASOK ni con ningún otro grupo de los que en Grecia hoy tienen una cierta representación política y que no plantean la ruptura con las instituciones fundamentales del gran capital europeo para poder desarrollar un proyecto autónomo en Grecia -el líder de Syriza se desgañitó en la segunda vuelta de las elecciones donde quiera que pudo ir y donde quiera que quisieron oírlo (y quisieron en muchos sitios) diciendo que ellos sí amaban el euro, ellos sí iban a respetar el euro y que lo que querían era renegociar las condiciones con la Unión Europea.
Desde nuestro análisis, entendemos que no es posible renegociar nada con la Unión Europea en cuanto a los caminos para afrontar la crisis- y en estos días lo estamos viendo en el Estado Español: la única receta que hay es vuelta de tuerca y nueva vuelta de tuerca sobre los intereses de la clase obrera: ampliación de la explotación, abaratamiento de la fuerza de trabajo, empobrecimiento, por tanto, de los sectores populares; eso es lo único que admite la Unión Europea, porque, además, es lo que necesita imperiosamente para poder salvarse como clase en el poder. Por lo tanto, compartimos y nos sentimos muy cerca de la estrategia y los planteamientos tácticos que el Partido Comunista de Grecia está llevando adelante diciendo no a la cogestión del poder de los capitalistas, diciendo no a que la clase obrera sea subsidiaria en la lucha de clases.
Por otro lado, América Latina es otra realidad. América Latina no es un espacio imperialista, no tiene un desarrollo imperialista de su capitalismo y, lo que hoy se está viviendo en América Latina, es, por un lado, la derrota de las políticas neoliberales -que sangraron y llevaron a la extenuación a esos pueblos- y, por otro lado, se está dando la confrontación de sectores de la burguesía que pudiéramos llamar nacional de esos países con la burguesía dependiente más vinculada al capital imperialista.
Esos procesos democratizadores que se dan en Venezuela, Bolivia, en Ecuador... pues se dan en un contexto de contradicciones entre los sectores capitalistas de esos países en los que, en el caso de Venezuela, por ejemplo, el Estado juega un papel muy importante como agente económico al ser el propietario del principal sector económico del país –que es la explotación y comercialización del petróleo-, que permite, al estar en manos del Estado, al haber el Estado reasumido su papel en ese sector estratégico, el desarrollo de unas políticas de desarrollo económico muy potentes y, también, con un nivel de autonomía muy importante en relación con sectores de la burguesía parasitaria venezolana y con el capital internacional, en particular, el capital imperialista norteamericano.
Estos procesos de profundización democrática –digamos, de rompimiento con las viejas estructuras de dependencia en relación con el imperialismo, especialmente norteamericano- pues están permitiendo niveles de desarrollo autónomo en esos países que concitan un gran apoyo popular y que nosotros apostamos porque se profundicen y se desarrollen hacia el triunfo de las clases populares y la toma del poder por las clases populares en todos los países latinoamericanos donde los procesos están más avanzados.
Tenemos esperanzas fundadas en que esos procesos sigan avanzando en el camino de la soberanía nacional y transiten hacia modelos socialistas y, al mismo tiempo, advertimos sobre el peligro que en esos procesos se da, que, por ahora, tienen dos importantes botones de muestra: Honduras y Paraguay, que indican que el enemigo no está quieto y trata de conquistar las posiciones perdidas; que tienen unos elementos de contradicción muy grandes en Colombia y que, por tanto, es preciso consolidar todos esos procesos por la vía de la toma del poder realmente por los sectores la clase obrera de todos esos países, entronizando un proyecto de desarrollo basado en la economía productiva socializada y en el protagonismo político y de dirección de los sectores económicos de la clase obrera y demás sectores populares.
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