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Pobreza y hambre en Canarias: situación desesperada

El hambre se extiende por Canarias. La situación de la inmensa mayoría de los más de 2,1 millones de canarias y canarios se vuelve desesperada tras cinco años de crisis. Los datos son espeluznantes:

  • 385.600 parados, el 34,27% de la población activa. Sólo 749.000 trabajadoras y trabajadores del Archipiélago tienen algún tipo de empleo, pero con los salarios más bajos de todo el Estado español. El 13% de las personas con empleo están también bajo el umbral de la pobreza. La tasa de desempleo juvenil es del 70,3%.
  • El 33,8% de la población canaria (726.000 personas) vive bajo el umbral de la pobreza, estando en la exclusión social o a punto de caer en ella. El 38,2% de las niñas y los niños canarios son pobres.
  • Unas 118.000 familias canarias tienen a todos sus miembros en paro, y 26.000 familias no tienen ningún ingreso. Más de 474.000 hogares, el 60,8% del total de los 780.000 hogares canarios, no tiene capacidad para afrontar imprevistos.
  • 500.000 canarias y canarios tienen que acudir cada año a la beneficencia pública. El número de personas que ha tenido que acudir a organizaciones caritativas a pedir comida se ha multiplicado por cinco.
  • Mientras hay más de 70.000 viviendas vacías, sólo en 2012 se ejecutaron 1.848 desahucios, 5 familias cada día. Padecemos una media de 32 muertes anuales de personas sin techo. Más de 1.000 canarias y canarios pernoctan en las calles.
  • El deterioro de la sanidad pública, la reducción de medicamentos y recursos hospitalarios y el aumento galopante de las listas de espera, está provocando un incremento de muertes evitables, que los responsables políticos se niegan a cuantificar.
  • Crece el número de niños que llegan sin comer a los colegios. Se reduce el número de maestros, pero aumentan los trámites burocráticos exigidos a los trabajadores de la enseñanza.
  • La subida de las tasas universitarias obliga a dejar los estudios a miles de los mejores jóvenes canarios.
Mientras tanto, la desigualdad social crece sin parar: menos del 1% de la población concentra el 80% de la riqueza. El 8% del Producto Interior Bruto (PIB) de las Islas está en manos de tan sólo 21 familias.

Y lo peor de todo: permanecemos como un pueblo desarticulado, sin tejido social y desarmados sindical y políticamente.






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