Hacer oídos sordos a la petición de que se sometiera a referéndum las prospecciones o posible explotación fue sólo un primer paso
La demostración popular que significaron las manifestaciones en todas las islas, contra la extracción de petróleo en las cercanías del archipiélago, no parecieron afectar lo más mínimo al ministro español de energía, que vive aislado de la realidad Canaria en su despacho y no se asoma sino para combatir declaraciones con el libro de estilo de la derecha española, o sea, con el despotismo clásico de los herederos del franquismo.
Lo último ha sido cuando se ha venido a hablar del periodo de alegaciones que por ley tiene que hacerse público, en lo referente al estudio medioambiental que presenta Repsol. Al respecto, Soria ha tenido la desvergüenza de afirmar que esto "no va a frenar las prospecciones". Una actitud evidentemente antidemocrática que quita valor a cualquier tipo de alegación y da por hecho que todas acabarán en "el cubo de la basura" y que la Ley de participación en manos de "los de Soria" es nada más que una pantomima de cara a prostituir el término Democracia.
Lo cierto es que, lejos de cualquier conjetura científica, el Repsol aparenta estar creando trabajo, al menos para Soria que aunque no aparezca en nómina, hace méritos para recibir "un sobre tras otro" que, como todos sabemos, es la nueva modalidad de contrato inventada por el PP.
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