Portada | | | | CCOO y UGT tratan de desactivar la Huelga General con una “movilización” el 15 de septiembre (sábado)

CCOO y UGT tratan de desactivar la Huelga General con una “movilización” el 15 de septiembre (sábado)

Tienen mala cara. Lógico: se están viendo desbordadas por las protestas de los trabajadores, cada vez en más sectores, especialmente las de los empleados públicos. Las cúpulas burocráticas de UGT y CCOO sueñan todavía con volver a la época del “pacto social”, de la “paz social”, en la que les bastaba con sentarse a comer en la mesa de los capitalistas. La época en que se presentaban como conseguidores de que el correspondiente sablazo de la oligarquía a la clase obrera no fuera tan tremendo como podía haber sido.

Son “gente de orden”. Agentes del enemigo en nuestras propias filas. Temen más a los  trabajadores, no sea que se “desmanden”, que a los capitalistas. No piden nacionalizar toda la banca, ni salir del euro. Con voz lacrímógena se dedican a suplicar que el ajuste no sea tan bárbaro que los deje en evidencia. Su preocupación es “encauzar” el descontento popular. Es decir, contenerlo. Y de forma más eficaz que los maderos.

Ya se sabe: para ellos una Huelga General es “una gran putada”. Para negarla, llegan a asegurar que eso es lo que quiere el gobierno, así que mejor la desactivamos. Precisamente cuando es pedida a gritos en todas las movilizaciones, en todas las protestas. Y cuando ya hay convocada una para el 26 de septiembre en Hego Euskal Herría (Euskadi y Navarra).

Para aplacar a la “fiera” proletaria, los jefes burócratas de CCOO y UGT convocan ahora unas manifestaciones para dentro de casi dos meses, y en sábado. Como decía Mao, “hay quienes levantan la bandera roja para derribar la bandera roja”. Aunque estos de “rojo” no tienen ni el lenguaje: lo suyo es “revitalizar la democracia”. Por eso hablan de “ciudadanos” más que de trabajadores. Volvemos a 1789.

El problema es que, mientras tanto, la clase obrera no dispone de poderosas organizaciones de clase, capaces de desbloquear el muro de contención de las dos grandes centrales subvencionadas. Las únicas que, hoy por hoy, tienen la capacidad y los medios para hacer una convocatoria general en todo el Estado. Esto es lo que tenemos.

Pero esta situación puede cambiar en poco tiempo. Con altibajos, la respuesta obrera y popular va en ascenso. Falta que se vaya transformando en organización porque, como decía Lenin, “la revolución no se hace, sino que se organiza”. Y eso, señores burócratas, será el entierro de ustedes. Y de sus amos, a los que tanto les preocupa molestar

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