A 30 kilómetros de tu casa hay piche… y lo ves. En un paraje natural de tu isla hay piche… y lo ves. En la costa de Agüimes, la costa que, según el Excelentísimo ministro de Industria y Energía, no es de los canarios, la costa que no está en ninguna comunidad autónoma, la costa sobre la que no podemos opinar los aborígenes porque pertenece al reino de Felipe VI a pesar de los 30 años de estatuto de autonomía.

El nombre de la playa viene perfecto para la situación creada: El Cabrón. Porque la playa no pertenece al señor alcalde de Agüimes que se plantó por allí a ver cómo estaba la playa que está en su municipio, ni al Mencey Paulino Rivero que cambió su apretada agenda en cuanto le llegó el olor a piche. La playa es de El Cabrón, y digo yo que El Cabrón debería de venir a limpiarla. Aunque me apunta un amigo que El Cabrón que le dio nombre a la playa (no su actual dueño) fue el conquistador Pedro Hernández Cabrón que durante la invasión de Gran Canaria se mostró muy chulo con los aborígenes y los canarios le respondieron con un tenique en todos los besos que le hizo perder los dientes. Cosas de la historia.

El caso es que desde que se difundieron las primeras imágenes del piche en la costa se acercaron decenas de voluntarios a participar en las tareas de limpieza. Desconozco la afiliación política de esa buena gente. Pero supongo que serán diputados autonómicos, consejeros del cabildo grancanario y concejales del PP. Me imagino que el diputado Manuel Fernández a estas horas se habrá montado ya en algún avión con sus nietillos para llevarlos a El Cabrón a jugar con el piche, por aquello de ser coherente con el discurso que vomitó en el Parlamento canario.

O quizá no. Quizá las excelentísimas autoridades autonómicas, insulares y locales que cobran de todos nosotros y defienden las prospecciones petrolíferas de una multinacional a golpe de repetir el argumentario que les llega desde el ministerio o desde la petrolera, tanto monta monta tanto, quizá esos cargos públicos que en nada se parecen a sus compañeros de Baleares a lo que se están dedicando a esta hora es a averiguar la matrícula del barco que nos dejó la mierda en forma de atentado ecológico en la mayor reserva pesquera de Gran Canaria, y buscan la matrícula con la esperanza de descubrir que venía de Marruecos para decirnos: “lo ven, ya lo anunciamos hace tiempo, los moros están sacando todo el petróleo y a nosotros sólo nos dejan la porquería”. Boberías más grandes hemos oído antes del derrame de piche en esa playa que no es nuestra, que es de El Cabrón ese.

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