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TOÑO FRAGUAS 


En el PP está de moda acusar a Podemos de ‘populista’. Es curioso que el diccionario de la RAE se limita a definir esta palabra como ‘perteneciente o relativo al pueblo’. En el uso frecuente, sin embargo, ‘populistas’ son aquellas medidas o declaraciones políticas que buscan ganar la simpatía del ‘pueblo’. Cuando en España se emplea esta palabra se suele connotar negativamente y, por parte de la derecha, se pone como ejemplo de políticos populistas a los líderes de la izquierda en Latinoamérica. La acusación de ‘populismo’ suele ir acompañada de la de ‘demagogia’ que, según la RAE, es la “práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular”. Pero ¿acaso no quieren todos los políticos ganarse el favor popular?

A menudo el populismo y la demagogia se dirigen a colectivos masivos y subrayan distintas cualidades grupales: nación, clase social, religión e incluso deporte.

- Nación: “España es la nueva Alemania”. Lo dijo Rajoy en el último debate del estado de la nación. “No podemos aceptar el pesimismo de esos agoreros porque es falso. Hay cosas que mejorar, que son injustas, pero España es un gran país del que debemos sentirnos orgullosos”, añadió el presidente del Gobierno hace unos días en la Escuela de Verano del PP. El nacionalismo, tanto el del PP como el de otras formaciones políticas, es indisociable del populismo.

- Clase social: “El PP es el partido de los trabajadores”. Lo dijo Cospedal en 2012.

- Religión: “Santa Teresa de Jesús estará siendo intercesora para España en estos tiempos recios”. Lo dijo en enero el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. El mismo ministro que concede la Medalla al Mérito Policial a Nuestra Señora María Santísima del Amor.

- Deporte: “España vuelve a estar en primera división y a estar entre los países decisivos en la construcción de esa nueva Europa más unida, financiera y fiscalmente”. Lo dijo en junio de 2012 Rafael Hernando, portavoz adjunto del PP en el Congreso.

Ésta es sólo una selección de las cientos de declaraciones de dirigentes del PP de raíz profundamente populista. De hecho, la misma definición de esa formación política, ‘Partido Popular’, es toda una declaración de intenciones. El PP se pretende ‘popular’, del pueblo.

El rasgo principal del populismo no es sólo intentar ganarse al pueblo, sino ganárselo y luego engañarlo. Para que haya populismo tiene que haber mentira, una intención oculta que busca justo lo contrario de aquello que promete. No sabemos si ese es el caso de Podemos, porque el partido de Pablo Iglesias todavía no ha ejercido responsabilidades de gobierno.

Sí lo sabemos, en cambio, en el caso del PP. Sabemos que no es el partido de los trabajadores. Sabemos que España no es la nueva Alemania y que tampoco es un país ‘de primera división’. Sabemos que Santa Teresa no juega ningún papel en nuestro destino. Los líderes del PP, que tan dados son a estas declaraciones, saben perfectamente que mienten cuando las hacen. Y se permiten mentir porque, en realidad, no respetan a ese ‘pueblo’ al que apelan en sus siglas.


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