Cuba denunció este viernes en París la crisis enfrentada por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ante la retención de pagos y el chantaje financiero de Estados Unidos, su principal contribuyente.
Al intervenir en el Consejo Ejecutivo de la organización, el representante cubano, Juan Antonio Fernández, se refirió a la situación creada desde que Washington adoptó represalias contra la Unesco por la trascendente decisión de incluir a Palestina entgres sus miembros de pleno derecho.
La Unesco, señaló, padece ahora de una crisis de impago que le impide cumplir a cabalidad con los compromisos asumidos en su programa y le provoca un déficit presupuestario significativo.
Informó que la Mayor de las Antillas, a pesar de ser una pequeña isla, pobre y además bloqueada, ya cumplió con el pronto pago realizando su contribución íntegra al presupuesto de 2012, así como un modesto aporte voluntario al Fondo de Operaciones.
Cuba reconoció el empeño y la dedicación de la directora general, Irina Bokova, para continuar liderando la organización en tiempos de dificultades.
El embajador cubano calificó de encomiable el ahorro en los gastos administrativos y consideró que éste debe ser un esfuerzo continuo y permanente buscando mayor eficacia y eficiencia.
No obstante, señaló que las reducciones presupuestarias parecen aplicarse casi con idéntico rasero para cada sector del programa. Un falso igualitarismo que -dijo- encierra una enorme injusticia e impacta de manera devastadora los sectores de menor financiamiento programático.
No parecería aceptable que emblemáticos programas e instituciones, que acumulan una larga experiencia y prestigian a la organización, sean reducidos a la mínima expresión por abusivos recortes presupuestarios, expresó Fernández.
Son los casos, entre otros, de la Comisión Oceanográfica Internacional y el Instituto de Educación Superior de América Latina y el Caribe.
El representante cubano ante el Consejo Ejecutivo consideró que la crisis de impago supone un gran desafío para la Unesco, pero está muy lejos de ser el principal reto.
En ese sentido abogó por profundizar el cambio y la reforma estructural de la organización y consideró que la descentralización y desburocratización de la sede es un requerimiento de urgencia, así como el fortalecimiento de las oficinas regionales, tanto en sus autoridades, como en la gestión de los recursos asignados.
Esta reforma debería concluir con una Unesco rejuvenecida y vibrante, anclada en sus principios fundacionales y reconocida por su contribución al desarrollo y al cumplimiento de los Objetivos del Milenio en los ámbitos de su competencia, concluyó.
[Fuente: Prensa Latina]
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