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Declaración de los 90 años del Partido Comunista Brasileño (PCB)

Comité Central del
PARTIDO COMUNISTA BRASILEÑO (PCB)


(Pleno del Comité Central - Niterói, 25 de marzo de 2012)

¡VIVAN LOS 90 AÑOS DEL PCB! 


El 25 de marzo de 1922, trabajadores brasileños se reunieron en Niterói.

Eran representantes de varias grupos comunistas que existían en el país. Estaban marcados por los acontecimientos de la Revolución Rusa, por los movimientos huelguistas que agitaban las calles y las fábricas, y querían luchar para transformar Brasil. Crearon un Partido para combatir la opresión y tenían como horizonte la perspectiva del socialismo, como forma de emancipación humana.

Este instrumento de la clase obrera brasileña floreció, participó en las luchas más importantes del siglo XX, estuvo al lado de los trabajadores del campo y de la ciudad en sus jornadas más emblemáticas, como las revueltas campesinas de Porecatú, Trombas y Formoso, la huelga de 300.000 en Sao Paulo en 1953, la campaña El Petróleo es Nuestro, la campaña contra la guerra de Corea, y tantas otras. Más recientemente, en la lucha contra la dictadura, la campaña por la amnistía y por las elecciones directas para presidente, la lucha contra las privatizaciones en los años 90, por los derechos laborales y de seguridad social, por una reforma agraria radical, por una verdadera Comisión de la Verdad. Por eso, este Partido, desde el momento de su fundación, fue perseguido por los pretendidos dueños del poder, por la oligarquía encastillada en el latifundio y por la burguesía, dueña de los medios de producción.

Fuimos encarcelados, torturados y asesinados, pero continuamos existiendo. Nuestra bandera nunca ha dejado de ondear: incluso bajo la persecución más feroz, estábamos en las luchas contra el Estado Novo, en las movilizaciones contra el nazi fascismo. Cuando acabó la segunda guerra mundial, salimos de la ilegalidad que la burguesía nos había impuesto, con un gran número de militantes y una fuerte influencia en los movimientos de masas. En las elecciones de 1945, elegimos una bancada parlamentaria representativa del pueblo, que defendió combativamente los intereses de los trabajadores y las libertades democráticas, con la presencia del senador Luiz Carlos Prestes y de catorce diputados comunistas.

Nuestra presencia intelectual y política dejó marcas indelebles en la sociedad brasileña. Después de todo, en la historia del siglo XX, lucharon con nosotros Graciliano Ramos, Jorge Amado, Oswald de Andrade, Portinari, Di Cavalcanti, Pagú, Mário Lago, Francisco Milani, Rui Facó, Monteiro Lobato, Caio Prado Jr., Paulo da Portela, Silas de Oliveira, Alberto Passos Guimarães, Nelson Werneck Sodré, Mário Schenberg, Nise da Silveira, Carlos Drummond de Andrade, Gianfrancesco Guarnieri, Oduvaldo Vianna Filho, Adolfo Lutz, Cícero Dias, Aparício Torelly (Barão de Itararé), Dias Gomes, Paulo Leminski, Vladimir Herzog, Nelson Pereira dos Santos, Leon Hirszman, Oscar Niemeyer, João Saldanha y miles de los mejores hijos de la clase obrera.

Aquellos hombres de marzo de 1922 dieron el primer paso de una larga marcha de la que nos sentimos orgullosos de ser los continuadores, con nuestros errores y aciertos, con victorias y derrotas, pero siempre construyendo los caminos de la transformación social y del socialismo.

Hoy, 25 de marzo de 2012, los comunistas de todos los estados brasileños se reúnen nuevamente en Niterói.

Conmemoramos los noventa años del PCB orgullosos de sus luchas, recordando, con alegría, nuestra historia y, con tristeza, las muertes y las desapariciones de valientes camaradas, en la certeza de la contribución del PCB en las luchas de los trabajadores y del pueblo, en la cultura, en las artes y en los campos de batalla de la solidaridad internacionalista. Saludamos la experiencia socialista de la Unión Soviética, del Este europeo y de Cuba, así como de todos aquellos que construyeron, en el siglo XX, la osadía de nuestro sueño emancipador y nos legaron como herencia las enseñanzas sobre los caminos que debemos seguir y los errores que debemos evitar.

En este momento de rememorar, homenajeamos a nuestros camaradas, como Astrojildo Pereira, Minervino de Oliveira, Octávio Brandão, Elisa Branco, David Capistrano, Giocondo Dias, Carlos Marighella, Orlando Bonfim, Hiran Pereira, Lyndolpho Silva, João Massena, Roberto Morena, Osvaldo Pacheco, Horácio Macedo, Ana Montenegro, Dinarco Reis, Manoel Fiel Filho, José Montenegro de Lima, Paulo Cavalcanti, Gregório Bezerra y nuestro histórico camarada Luiz Carlos Prestes, consagrado como el "Caballero de la Esperanza". En sus nombres, saludamos a todos aquellos que construyeron el PCB de forma anónima, este patrimonio de la historia brasileña, de la lucha de los trabajadores y del movimiento comunista internacional.

Al igual que en 1922, en 2012 los comunistas brasileños no se reúnen en Niterói sólo para mirar hacia atrás sino, sobre todo, para analizar el mundo y el Brasil de hoy en día, para continuar la lucha contra el capitalismo, que es cada vez más sanguinario e imperialista , como previó Lenin.

El mundo está en una encrucijada. La crisis sistémica del capitalismo confirma las tendencias de centralización del capital a escala mundial. A fin de mantener sus beneficios a toda costa, los capitalistas profundizan la precarización de las condiciones de trabajo y reducen cada vez más los salarios y los derechos, al mismo tiempo que la acción del capital, volcada en la formación de nuevos contingentes de trabajadores “libres” para vender de forma barata y precaria su fuerza de trabajo, promueve un proceso de creciente proletarización de las capas medias y del campesinado. El capitalismo monopolista, a escala mundial, sólo hace crecer la concentración de la riqueza y aumentar la pobreza, ampliando la brecha entre propietarios y proletarios.

En la actual coyuntura, el capital utiliza fondos públicos para aumentar su acumulación. Los gobiernos siguen dando soporte al gran aparato empresarial, con la transferencia de gigantescos recursos financieros para "salvar" los bancos y las industrias amenazadas por las sucesivas crisis. Para ello –con el respaldo de parlamentos dominados por los intereses del capital– imponen drásticos recortes presupuestarios en las áreas sociales y profundizan la retirada de derechos de los trabajadores.

La humanidad está amenazada. La agresión imperialista se manifiesta en las guerras de rapiña, resultantes de la acción del capital para engendrar un nuevo ciclo de acumulación. Para justificar el ataque indiscriminado en favor de los intereses capitalistas, los gobiernos y los líderes políticos no alineados con el imperialismo son satanizados, las organizaciones populares y los movimientos rebeldes son criminalizados. Después de ocupar Irak y Afganistán, Estados Unidos y la OTAN invadieron cobardemente Libia y ahora amenazan a Siria, al Líbano y a Irán. Mientras tanto, Israel sigue matando, deteniendo y expulsando a los palestinos de sus tierras. Tales acciones no generan otra cosa que la destrucción del planeta, el expolio de los pueblos y la precarización de la vida en sociedad.

En Brasil, el orden capitalista se mantiene con el inmenso poder de la burguesía monopolista asociada subalternamente al imperialismo y coaligada a los aliados nacionales de la oligarquía nacional y de sectores de la pequeña burguesía. El orden burgués ha transitado de la dictadura a una democracia de fachada, de cooptación, que requiere, para el buen funcionamiento de la acumulación de capital, la pasividad de los trabajadores, forjada a través de medidas compensatorias, destinadas a aliviar la pobreza absoluta, y medidas de crédito para fomentar el consumismo, al mismo tiempo que se intensifica la explotación de los trabajadores. Se eliminan derechos consagrados y son eternamente postergadas las demandas históricas de aquellos que luchan por vivienda, trabajo, tierra, educación, salud y otras condiciones esenciales de vida. Quieren que los trabajadores crean que la única posibilidad de que sus intereses sean atendidos depende del crecimiento de la economía capitalista y los de los sustanciosos beneficios que derivan de ella.

Pero la arrogancia del capital provoca la intensificación de la lucha de clases y suscita, en contrapartida, una intensa movilización de los trabajadores en todo el mundo, permitiendo que el escenario de la historia se abra a las posibilidades de transformación, reactualizando la necesidad de la alternativa socialista. Ante las guerras imperialistas, manifestamos nuestra solidaridad incondicional con los pueblos expoliados y agredidos, guiándonos siempre por el internacionalismo proletario. En este mismo sentido, apoyamos la resistencia de los pueblos en lucha y la insurgencia en algunas regiones, por ejemplo Colombia, como forma de resistencia para impedir el avance del imperialismo estadounidense y las acciones criminales del gobierno narcoterrorista. Es preciso fortalecer la bandera del socialismo en América Latina, para hacer avanzar las luchas populares e impedir que las garras sangrientas del imperialismo continúen extendiéndose por el continente.

En nombre de nuestros 90 años de lucha, de nuestras victorias y derrotas, con la legitimidad que conquistamos, incluso por los errores cometidos, podemos afirmar con convicción: no será con el desarrollo del capitalismo, sea del tipo que sea, que nuestros problemas históricos se resolverán, pues sabemos que, cuanto más tengamos capitalismo, peor será para el presente y el futuro de la humanidad. Por lo tanto, ¡no será mediante alianzas espurias con los explotadores como se acabará con la explotación!

Aquellos que luchan hoy por nuestras banderas, las banderas por las que generaciones de brasileños lucharon, saben que llegó el momento de decir ¡basta! ¡No más pactos para que el capital acreciente su acumulación, con la esperanza de obtener las migajas! No más alianzas con la clase que se apodera de los medios sociales de producción de vida y, mediante eso, de la riqueza socialmente construida por nosotros. No más plantar y no tener para comer; no más producir la riqueza que nos hace pobres, no más sangre y sacrificios para que los capitalistas salgan de sus crisis; no más el trabajo de muchos transformándose en la riqueza y el poder de pocos.

Que se devuelva a la humanidad trabajadora lo que a ella pertenece: los medios sociales de producción y reproducción de la vida. Nosotros, trabajadores, resolveremos nuestros problemas, emancipando a la humanidad, y nos libraremos de está pústula histórica que es el capitalismo. Es hora de que los trabajadores del campo y de la ciudad, los estudiantes y todos aquellos que no se acobardaron, ni se rindieron, ni se vendieron al orden del capital, se levanten para decir que existe una alternativa para una humanidad unida, emancipada y solidaria. Esta alternativa es el socialismo, como transición capaz de generar las condiciones que nos permitan superar la sociedad de clases e iniciar la construcción del comunismo, la verdadera historia de la humanidad liberada de sus divisiones de clase y de todas las formas que enfrentan a los seres humanos unos contra otros.

Nosotros, comunistas brasileños, nacimos hace 90 años a la luz de la Revolución Rusa y su gran esperanza de cambiar el mundo. Guardamos esta luz, abrigamos esta misma esperanza y la vivificamos con nuestra lucha y con la sangre de los que se fueron para, ahora más que nunca, reafirmar: para salvar a la humanidad es necesario superar el orden capitalista y el mundo burgués, y el camino de esta superación es la Revolución Socialista.

Contra el orden capitalista y la hegemonía burguesa, es preciso construir el Poder Popular y la contra-hegemonía de los trabajadores. Debemos ampliar y profundizar las acciones en el plano táctico destinadas al fortalecimiento de la organización y de la conciencia de clase de los trabajadores, cara a la correcta ocupación de los políticos, en el sentido de construcción y profundización de los mecanismos necesarios para el desarrollo de la lucha anti-hegemónica. Es tarea urgente el fortalecimiento de nuestras actuaciones en el terreno de las luchas sindicales y de la juventud, en la organización de los trabajadores del campo, de las mujeres, de los negros y demás movimientos populares, así como la denuncia cotidiana del capitalismo y la divulgación de las ideas socialistas y comunistas.

Con la Unidade Classista, levantamos las banderas por más derechos y mejores salarios, por la re-nacionalización de empresas estratégicas con la participación de los trabajadores en su gestión, por la reducción de la jornada de trabajo para todos sin reducción de salario, contra la precarización del trabajo y la privatización de la seguridad social, en defensa de la sanidad pública y contra los despidos. Vamos a fortalecer y ampliar la Intersindical, en la perspectiva de la construcción efectiva de una organización sindical clasista de ámbito nacional.

Con la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), luchamos en pro de la Universidad Popular y por una educación pública emancipadora y de calidad. Procuramos contribuir a la organización de los jóvenes trabajadores y de los marginados por el sistema capitalista, que presentan un enorme potencial de expresar la contracultura, contestar al orden y fomentar la rebeldía. Con los Colectivos Ana Montenegro y Minervino de Oliveira, participamos en las luchas contra la sobreexplotación de las mujeres y de los negros impuesta por el capital y en favor de sus demandas sociales específicas, contra la discriminación sexual y el racismo. Con los intelectuales, artistas, hombres y mujeres de la ciencia y de la cultura, estrechamos nuestro compromiso con la más amplia e irrestricta libertad de expresión del pensamiento, recordando nuestras tradiciones de lucha por una cultura democrática y popular, revolucionaria, en contraposición a la forma capitalista, que todo transforma en mercancía.

Con los movimientos y organizaciones populares de la ciudad y del campo, actuamos decididamente contra la privatización y el desmantelamiento de los sistemas públicos de transporte, educación y sanidad, en defensa de la seguridad social solidaria y de una vivienda digna, contra la destrucción medioambiental, por la reforma agraria radical, sin perder de vista nunca que la emancipación de toda la humanidad sólo llegará con el fin de la propiedad privada, la destrucción de las relaciones capitalistas y la construcción de la sociedad socialista.

Con los pueblos de todo el mundo, nos dedicamos a la solidaridad internacionalista, uniendo nuestras voces a los trabajadores en huelga en Europa y en Estados Unidos, a los pueblos atacados por el imperialismo en el Oriente Medio y en África, a los movimientos populares de América Latina y, especialmente a Cuba socialista, a su gobierno y al Partido Comunista de Cuba, tal como hacemos hace más de 50 años.

El PCB está y siempre estará presente y activo en todos los espacios de lucha, trazando, desde ahora, el camino de la Revolución Socialista en Brasil. Queremos construir, con todos aquellos que luchan por transformaciones radicales de la sociedad, un frente anticapitalista y antiimperialista, en la perspectiva de movilizar el bloque revolucionario del proletariado. Para aquellos que se atreven a ser los protagonistas del presente y del futuro, para la clase trabajadora, el único sujeto capaz de realizar esta transformación radical, ofrecemos nuestros brazos de camaradas.

Somos combatientes, estamos convencidos de nuestros ideales, somos marxistas, queremos ser seres humanos integrales en una humanidad emancipada, somos internacionalistas, somos anticapitalistas.

En una frase: hemos sido, somos y seremos comunistas. ¡Somos el Partido Comunista Brasileño, somos el PCB!

¡Viva nuestra reconstrucción revolucionaria!

¡Viva la clase obrera!

¡Viva el socialismo!

¡Viva la lucha de 90 años del PCB!


Niterói, 25 de marzo de 2012.


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