Portada | | | La próxima guerra y el abismo del Cercano Oriente

La próxima guerra y el abismo del Cercano Oriente

JUAN DIEGO NUSA PEÑALVER 


A lo largo de la historia de la Humanidad, nunca ninguna guerra ha sido tan anunciada con tanta anticipación como el conflicto bélico en ciernes en la explosiva región del Cercano Oriente entorno a Irán y su polémico programa nuclear civil, que Occidente acusa de tener fines militares sin pruebas concretas.

No pasa un día sin que dejen de tocarse los tambores de la guerra en aquella infortunada región (duras sanciones económicas contra Teherán, una retórica antiraní “excesivamente belicista”, acciones encubiertas de los servicios especiales occidentales e israelíes en el terreno, asesinatos selectivos de científicos nucleares de Irán y sabotaje a su infraestructura industrial, además de la realización de continuados ejercicios militares por ambos bandos), configurando un peligroso ambiente prebélico, cuyo desenlace tendrá inexorablemente fatídicas consecuencias para el mundo como reiteradamente ha alertado el líder de la Revolución cubana Fidel Castro.

La visita del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu a la capital norteamericana a principios de marzo atizó aún más el fuego y obligó al Presidente estadounidense a una mayor definición de dónde pone EE.UU. la llamada “línea roja” que no debe traspasar el Gobierno del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, pero que no es exactamente donde la desea Israel, partidario del empleo de las armas antes de que sea supuestamente demasiado tarde y “el régimen de los ayatolás pueda tener suficiente uranio enriquecido para fabricar una bomba atómica”, según la creencia de los líderes sionistas.

Para la analista Emili J. Blasco, corresponsal en Washington, las cartas han quedado sobre la mesa tras la llamada Cumbre Irán en la Casa Blanca, pues allí el Jefe del Despacho Oval descartó de forma explícita que EE.UU. vaya a conformarse con una política de contención frente a un Irán que logre armamento nuclear.

Sin embargo, un Obama preocupado por su reelección, acosado por el bando republicado y el fuerte lobby judío, que lo tildan de débil, con una economía alicaída, y frescas aún las traumáticas aventuras imperiales en Iraq y Afganistán, lo obligan a ser más cauto que su incómodo aliado medio oriental y darles cierto margen de acción a la diplomacia y a las brutales sanciones económicas para “ablandar” a la República Islámica.

Expertos consideran que la decisión sobre un ataque en 2012 queda, pues, en manos de Israel. Y así lo vino a decir Netanyahu en la Sala Oval, e invocar un derecho a la propia seguridad que le reconoce Obama.

Y es que para sorpresa de muchos, la sensación de inminente ataque la reforzó el propio secretario de Defensa de EE.UU., Leon Panetta, quien en declaraciones a un periodista del diario The Washington Post, aseguró que Israel podría lanzarse sobre Irán durante la primavera próxima (abril, mayo o junio), lo que disparó todas las alarmas.

Agregó más presión sobre la “caldera iraní”, el bien informado diario israelí Haaretz, y sus trascendidos de que Bibi, como es conocido entre sus íntimos el premier sionista, pidió en Washington la aprobación de la venta de material bélico necesario para bombardear a la nación persa.

El líder del partido Likud, quien es considerado un halcón, veterano de la Guerra de Yom Kipur en 1973, y miembro en su momento de la Sayeret Matkal (fuerzas especiales israelíes), solicitó la adquisición de sistemas avanzados de repostaje de combustible en vuelo para sus sofisticados aviones de guerra y las potentes bombas anti-búnker GBU-28, necesarias para destruir los principales centros del programa nuclear iraní, que le permita causar daño creíble, particularmente a la instalación atómica de Fordow, construida parcialmente dentro de una montaña, cerca de la ciudad santa de Qom y en la que Teherán lleva a cabo enriquecimiento de uranio (al 20%), y a la de Natanz, al Sur de la capital, construida ocho metros bajo el nivel del suelo y protegida por varias capas de cemento.

El diario, que basa su información en un alto funcionario estadounidense sin identificar, señala que Obama, quien se inclina a aceptar la demanda lo antes posible, encargó a Panetta trabajar directamente sobre el tema con su homólogo israelí, Ehud Barak.

Es significativo que la administración de George W. Bush había rechazado la misma demanda, sobre la base de que Israel utilizaría el material para bombardear a Irán, mientras que, con Obama en la Casa Blanca, la colaboración militar entre los dos países aliados ha alcanzado niveles sin precedentes, como subrayan sus respectivos dirigentes.

En este contexto, la empresa armamentística estatal israelí presentó recientemente nuevas bombas con una penetración mejorada, tales como las MPR-500, 500 libras (unos 250 kilogramos) de bomba rígida de uso múltiple, con una capacidad de penetración mejorada, menor fragmentación y compatible con el sistema de guía Boeing JDAM, explica la Industria Militar de Israel (IMI) en un comunicado.

Esta arma es “ideal para blancos endurecidos en áreas urbanas densamente pobladas o cercanas a tropas amigas” y “está diseñada para traspasar más de un metro de cemento reforzado y perforar suelos o paredes de 200 milímetros de grosor”, precisa.

Igualmente, Israel ha continuado testeando un cohete llamado JERICO-3, con capacidad de llevar cargas nucleares o de tipo convencional.

A pesar de su superioridad militar, la magnitud de un ataque aéreo como el que planea Israel contra Irán excedería sus capacidades y necesitaría forzadamente el apoyo bélico norteamericano, pues la anunciada operación en nada se parece a los golpes selectivos que la aviación sionista llevó a cabo en 1981 contra el centro nuclear iraquí de Osiraq, y el sitio atómico sirio de Al-Kibar, en la región de Day raz-Zawr en 2007.

En la más reciente presión, hace unos días Obama y el primer ministro británico, David Cameron, reunidos en Washington, recomendaron al Gobierno iraní aprovechar la ocasión que le ofrecen las grandes potencias de negociar su programa nuclear, porque, según ha advertido el Presidente estadounidense, el margen para resolver esto por la vía diplomática se está reduciendo. Una vuelta de tuerca más.

IRÁN TAMBIÉN SE PREPARA

Frente a la formidable escuadra aeronaval de EE.UU. y sus aliados occidentales, que incluye varios portaaviones yanquis, y que se encuentra concentrada en las inmediaciones de las costas iraníes en el Golfo Pérsico, así como a los ensayos abiertamente de la aviación sionista para llevar a cabo el anunciado golpe contra el programa nuclear iraní, la nación persa ha advertido de que puede llevar a cabo un ataque preventivo si se ve en peligro inminente.

El vicecomandante de las Fuerzas Armadas iraníes para el Desarrollo Logístico e Industrial, Mohamad Heyazi, ha dicho a la agencia local Fars que, “si peligran los intereses nacionales”, su país “actuará sin esperar a una acción del enemigo”.

Y es en esta lógica que se incluye el bloqueo del vital Estrecho de Ormuz por la armada iraní, que los norteamericanos con su habitual prepotencia han señalado como una “línea roja”, que Teherán no debe traspasar so pena de exponerse a un devastador golpe.

Según datos del Departamento de Energía norteamericano en el período 2009-2010, pasaron por esa garganta marítima entre 15,5 y 16 millones de barriles diarios de petróleo. Se trata del 40% del tráfico marítimo de crudo en todo el mundo.

Sería extraordinario el porrazo a la alicaída economía de Occidente en momentos de crisis de todo tipo. Los precios del petróleo se han disparado ya, sin empezar la guerra, a más de 120 dólares el barril, prácticamente privativos para cualquier nación.

Además, las Fuerzas de Tierra, como las Aéreas y las Navales de la República Islámica en estado de alerta máxima, realizan frecuentes maniobras, mientras los mandos militares anuncian casi cotidianamente avances en armamento y tecnología militar del país.

Se inscribe en este contexto la creación del Consejo Superior del Ciberespacio, con el fin de controlar esta materia, a partir de un decreto firmado a inicios de este mes por el líder supremo de Irán, ayatolá Ali Jamenei, de acuerdo con la agencia persa Mehr.

Al respecto, el director de la Organización de Defensa Pasiva iraní, general Gholam Reza Jalali, dijo que Teherán planea crear un ejército cibernético para contrarrestar posibles amenazas de EE.UU. y otros países, en especial a sus instalaciones nucleares.

Jalali anunció la puesta en marcha de un “cibercomando” dedicado a luchar contra posibles ataques de piratas informáticos contra las redes del país, que tendría como misión “vigilar, identificar y contraatacar cuando se produzcan amenazas informáticas contra las infraestructuras nacionales”.

En los últimos dos años, los principales virus introducidos en los ordenadores iraníes han sido los peligrosos Stuxnet y Duqu, acción que apunta a Tel Aviv y a Washington, con lo que estarían llevando por primera vez la escalada al ciberespacio. Irán afirma que logró neutralizar ambos ataques con software nacional.

Para los expertos tampoco pasó por alto los resultados de la cumbre trilateral entre Paquistán, Afganistán e Irán celebrada a mediados del pasado mes en Islamabad, la capital paquistaní. En conferencia de prensa final, junto a los mandatarios afganos e iraní, el presidente paquistaní, Asif Alí Zardari afirmó sin pelos en la lengua que su país no proporcionará ningún apoyo a las fuerzas estadounidenses si EE. UU. ataca a Irán, lo que significó un importante revés para la Casa Blanca. Las relaciones de Washington con Islamabad y Kabul están minadas por la desconfianza.

Fue un claro gol a favor de Teherán, que en un conflicto abierto con el régimen israelí pudiera contar con el respaldo militar de la organización libanesa Hezbolá y de los movimientos palestinos de Hamas y la Yihad Islámica.

Dado el firme compromiso de Washington con la seguridad de Israel desde hace 60 años, la pregunta clave que se hacen los analistas es: ¿Qué actitud adoptará EE.UU. si Tel Aviv bombardea las instalaciones iraníes y Teherán replica con un duro contraataque? Las cartas están sobre la mesa y no son precisamente las de un bacanal juego.


[Fuente: Granma]



Artículos relacionados