JOSÉ LUIS MÉNDEZ MÉNDEZ
Dentro de los ilustres ministros del gobierno actual en España, uno de los más nombrados es Luis de Guindos, su titular de economía.
Han pasado tres meses desde que se creía que la aparecida fórmula salvadora del “rescate” mantendría a flote a la maltrecha economía española. Los españoles se acercan al invierno y lejos de mejorar, la situación general parece ser dominada por la sostenida incertidumbre.
La represión es tema cotidiano por medio de la cual las autoridades a falta de solución, intentan mantener a raya a los indignados ciudadanos, que no creen en fórmulas mágicas que serán el probable pan de hoy y la segura hambre del mañana, con una deuda que los sumirá durante décadas en el estancamiento.
Está lejos ya la noticia alentadora de cuando el ministro Luis de Guindos, ascendió a la planta cuarenta de la Eurotower, e implorar el apoyo del Banco Central Europeo para sostener el euro español. Entonces le dieron seguridades y Guindos se fue con la aparente misión cumplida y al regreso, con alegría, difundió el mensaje.
Después la alegría se esfumó y aparecieron las realidades como la pregunta de cuántos millones de euros en intereses habría que pagar y cuántos reajustes anti sociales habría que hacer para mantenerse dentro de la zona euro. Muchos comenzaron a añorar la peseta; a emigrar en busca de mejores tiempos y algunos llegaron a la misma conclusión de la famosa serie cómica española de: Aquí no hay quien viva.
Se abrió un amplio debate filosófico sobre si el proceso en marcha debía llamarse “rescate” o “apoyo financiero”, los meses pasaron y a la administración de la Moncloa se le fueron agotando las opciones y con pocas movidas posibles se abocó al “jaque mate”. Del pozo cada vez más negro y profundo, no se podía salir sin ayuda, cualquiera que esta fuese.
La intervención se asemeja más a un “préstamo”, que al ya famoso “rescate” europeo, y se decidió después de un innecesario y demorado deterioro de la situación con pérdida de la credibilidad nacional y del negativo impacto político para el Partido en el poder.
El gobierno titubeó, pensó que podría salir del atolladero, para al final bajar la cabeza y entrar triunfal al selecto club de morosos, cuya membresía parece crecer. Los antecedentes de los “éxitos” del ministro Luis de Guindos aparecieron con transparencia lapidaria entre entendidos y críticos.
Entre estos se aseguraba que si en el año 2007 se hubiera invertido 1.000 euros en Fortis, siguiendo los consejos del ministro de Economía Luis de Guindos, hoy se tendría 39 euros.
Si en ese mismo año y siguiendo otra vez los consejos del propio ministro se hubiera invertido 1.000 euros en acciones del Royal Bank of Scotland, hoy se tendría 29 euros.
Si en el año 2008 se hubiera comprado directamente de Luis de Guindos alguna de sus acciones de Lehman Brothers por un importe de 1.000 euros, hoy se tendría 0 euros.
Y si en el año 2009 se hubiera mantenido la confianza en quien fue un gran asesor financiero, e invertido 1.000 euros en Cuotas Participativas de la CAM, hoy se tendría 0 euros.
Moraleja: Con estos laureles, tal como están las cosas y dada la solvencia de los consejos del nuevo ministro de Economía del gobierno de España, más vale dedicarse a invertir en vino y beberlo pero con moderación y alegría, e intentar olvidar en manos de quién está ahora la economía de ese país y cuál será el futuro de los españoles.
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