LIANET ARIAS SOSA
Hace nueve meses que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Gobierno de Juan Manuel Santos iniciaron en Cuba conversaciones de paz para poner fin a un conflicto de más de medio siglo.
Aunque no se trata de la primera experiencia, expertos y protagonistas coinciden en catalogar a esta como la de mayores avances, luego de que ambas partes llegaran en mayo último a los primeros acuerdos en el tema agrario, que encabeza la agenda pactada.
"Nunca antes se había llegado tan lejos", reconoció el jefe de la delegación gubernamental, Humberto de la Calle, al concluir el pasado 10 de agosto el ciclo 12 del diálogo que acoge el capitalino Palaciode Convenciones.
Un comunicado conjunto divulgado el mismo día precisó, además, que durante ese período las partes comenzaron a construir acuerdos en el segundo punto del programa, referido al tema de la participación política.
También la insurgencia alude a adelantos que, a juicio del miembro del equipo guerrillero Andrés París, no sólo se expresan en estas ralidades, sino en otras como el contexto internacional, pues "para esas épocas no teníamos ese ambiente tan favorable".
En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el representante aludió a las transformaciones políticas en América Latina, donde los gobiernos instaurados en varios países enarbolan las banderas antimperialistas y antineoliberales, apuntó.
Otro avance, añadió París, se refiere a que en el fondo de las pláticas, en el panorama social, se viene desarrollando un auge de la lucha y de la actividad de las masas y de los movimientos sociales colombianos.
"Algunos hablan de un tsunami social que puede incidir en forma contundente en los diálogos, sobre todo en aquellos aspectos donde el Gobierno se niega a entrarle fuerte y duro a las transformaciones de fondo", explicó.
UN PROCESO DE PAZ COMO DEBE SER
Por su parte, la integrante de la delegación insurgente Laura Villa insistió en que no ven imposible un proceso de paz como debe ser: con cambios, con reforma agraria, reestructuración del Estado, un nuevo poder judicial y un legislativo honesto.
También en conversación con Prensa Latina, Villa reiteró una alerta de la guerrilla, pues "luego de décadas de confrontación armada, hablar de resolver la situación que se vive en Colombia poniéndole límites de tiempo al diálogo, no es nada lógico ni razonable".
Al hacer referencia a los constantes llamados del Ejecutivo a acelerar el ritmo de las pláticas, la representante recordó igualmente que la insurgencia arribó a la Mesa no como una guerrilla rendida, sino como una posición fuerte.
Llegamos con propuestas y mucha voluntad de aportar a un proceso de paz que realmente cumpla y genere cambios profundos en las estructuras del país, con la participación de las mayorías, argumentó.
Precisamente, la guerrilla ha subrayado en declaraciones a la prensa no solo la urgencia de una reforma política en esa nación suramericana, sino de una Asamblea Nacional Constituyente, a la cual definen como "la llave de la paz".
Necesitamos ese mecanismo como un final seguro de este proceso, pues sin él no es posible llegar a acuerdos de paz definitivos, aseveró París, quien insistió en la importancia de cambiar las estructuras políticas y modificar los grupos de poder.
La violencia se va a reciclar y repetir, advirtió, en caso de que hagamos un acuerdo que no termine en una Constituyente.
En su opinión, "cualquier otro mecanismo refrendatorio del acuerdo está llamado a ser barrido por las fuerzas de sectores de derecha, que ya se alzan amenazantes y que en esta coyuntura tendrán expresión electoral".
CAMINOS PARA AVANZAR
Con respecto a los comicios presidenciales a celebrarse en Colombia en 2014, París sostuvo que, si triunfan en ellos sectores partidarios del proceso con sede en La Habana, pueden remover los obstáculos para avanzar hacia una paz definitiva.
Abogamos, anhelamos y visualizamos que se pueda dar la victoria de un gobierno popular, dijo el representante, quien espera la conformación en ese país de una gran alianza de fuerzas de centro y e izquierda que "presente una alternativa democrática".
Esta podría permitir, agregó, el triunfo en los venideros comicios de candidatos y de un nuevo gobierno dentro de un esquema que no cuente con las fuerzas hegemónicas que se encuentran actualmente en el Congreso.
"¿Qué tal si gana un gobierno de izquierda, que no sea Santos, que no sea el candidato de (el ex presidente Álvaro) Uribe? Nosotros veríamos con gran esperanza esa perspectiva. Es posible una tercera alternativa y la podemos hacer triunfar en el próximo proceso electoral", enfatizó. Acerca de los sectores colombianos que atentan en estos momentos contra la consecución de la paz, mencionó que se encuentran en las filas del uribismo y del paramilitarismo, pero también incrustados en ideas que son doctrina del Estado.
"Por ejemplo, la doctrina militar colombiana sigue abrazando la concepción de Estados Unidos de la seguridad nacional, y las fuerzas armadas y sus comandantes están formados en esa ideología", explicó.
"Conspira contra la paz, además, el programa económico del presidente Santos, que tira a la marginalidad y a la miseria a millones de colombianos; y el hecho de que los que exterminaron a la Unión Patriótica "siguen moviéndose en el escenario nacional e internacional", aseguró.
"Ante la voluntad un poco débil del Presidente de avanzar con cambios y reformas, el elemento fundamental para que pueda llegar a rubricarse un acuerdo de paz es la movilización de las masas", aseveró el miembro de las FARC-EP.
Las partes prosiguen ahora las discusiones en torno a la participación política, en el ciclo 13 de las conversaciones de paz,que tienen a Cuba y Noruega en el rol de garantes, y a Venezuela y Chile como acompañantes.
Además del tema de la tierra y la participación política, la agenda de los acercamientos incluye otros aspectos, como el fin en sí del conflicto armado, el problema del narcotráfico y la atención a las víctimas.
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