Portada | | | Adoctrinando voluntades con la nueva ley del aborto

Adoctrinando voluntades con la nueva ley del aborto

ESTHER TORRADO 


Resulta curioso cómo nos tratan a las mujeres este gobierno. Nuevamente nos convierten en menores a golpe de decreto, con el objeto de decidir sobre nuestro cuerpo, nuestra vida y nuestro futuro. Esto es propio de gobiernos totalitarios y España tiene experiencia…como la dictadura franquista, que derogó todos los derechos de igualdad conseguidos por el movimiento de mujeres en la II República. Esos fascistas vencedores del golpe militar del 36, tenían la idea clara de lo que debía ser una buena mujer, idea que se subsumía perfectamente con la iglesia católica, cómplice del régimen y sustentadora ideológica del control de las mujeres y sus libertades. 

Ahora este gobierno del PP, cuyo único mérito ha sido el de unificar a todos los fascistas y fascistoides de este país, dándoles audiencia y auditorios para su empoderamiento, argumenta la necesidad de dispararnos esta ley misógina y clasista, por el simple hecho de llevarla en su sucio programa electoral, lleno de múltiples incumplimientos, despropósitos y corruptelas. Eso sí, si algo hay que reconocerles a éstos gobernantes, es la firmeza y la escrupulosa rapidez para recortar nuestros derechos y libertades; derechos laborales, de participación ciudadana, recortes en el sistema de bienestar social, sanidad, educación, servicios sociales, eso sin contar con la camarilla de fascistas mediáticos, que le hacen el clac con el objetivo de desprestigiar a sindicatos, partidos de izquierda y todo lo que se mueva en dirección contraria a ellos, aunque sea en legítima defensa. 

Mientras tanto, insisto, el silencio de los corderos, los que asisten a estos atentados contra nuestras libertades y nuestras vidas permitiendo desde la indiferencia, el miedo o el silencio, que un gobierno totalitario legisle para el beneficio de una minoría y lo que es peor asumiendo como propio el discurso del poder, tal y como diría Karl Marx. Las mujeres hemos conseguido mediante la lucha derechos aún precarios, pero sobre todo aquellas que somos objeto de múltiples opresiones interseccionales; obreras, pobres, precarizadas y en general maltratadas por el patriarcado y el sistema capitalista, nos encontramos con el falso discurso moralista y cínico de un gobierno que nos quiere arrastrar por los pelos hacia la Edad Media, con el arma de las palabras “vida y democracia”. La vida que nos prometen, es la de no decidir sobre nuestra propia vida. 

A cambio, estos defensores de la vida, protagonistas de los más flagrantes recortes en materia de planificación familiar, prevención, ciencia, sanidad, educación, servicios sociales y con efectos secundarios y directos en las familias más vulnerables o con dependientes a cargo, nos obligan a parir en contra de nuestra voluntad y en escenarios que limitan la posibilidad de una vida digna a las mujeres y sus familias. Para que ellos puedan llegar a su cielo, nos condenan al infierno en vida. 

Estos poderes fácticos; élites monárquicas, eclesiásticas, políticas y financieras, podrán decidir y optar en libertad ( como lo han hecho siempre) ser o no ser madres, abortar aquí o en París, en limpios hospitales y en condiciones de seguridad y con el perdón divino…… Podrán elegir bajo sus estrictos criterios morales religiosos, parir hijos/as con o sin maldeformaciones, porque siempre dispondrán de recursos económicos y sociales para vulnerar las leyes o explotar a otras mujeres, a las por cierto desprecian por pobres y emigrantes, pero que se dedicarán a su crianza y cuidado por un salario de mierda, mientras estos moralistas de la vida, asisten a mercadillos solidarios o a la presentación de libros sobre la fe, la familia y el derecho a vivir…. 

Por el contrario las otras, las diablas, las rojas, las amorales, las asesinas…como nos llaman estos pro-vida, tendremos que enfrentarnos a las políticas de privatización y precarización de lo público, lo que es de todos y todas, hasta el límite de lo insoportable para la dignidad y la vida, subsumiéndonos a nuevas realidades de un pasado totalitario y a la ablación de nuestra capacidad de decidir. Y si osáramos follar sin querer procrear (amén) quedándonos embarazadas, tendremos que penar por ello de por vida, por malas, malas malas…


(*) Esther Torrado es profesora de Sociología (Universidad de La Laguna) y miembro del IUEM


[http://www.diariodeavisos.com/]

Artículos relacionados