El jesuita argentino de 76 años, Jorge Mario Bergoglio, ha sido elegido Sumo Pontífice de la Iglesia Católica Apostólica Romana (ICAR) tras la quinta votación de un cónclave cuyo cuerpo electoral era de sólo 115 ancianos cardenales, príncipes de una religión con mil millones de fieles.
Bergoglio ha sido denunciado por las Abuelas de la Plaza de Mayo y por familiares de los desaparecidos y bebés robados durante la dictadura argentina como cómplice del régimen de terror durante su ejercicio de superior jesuita y en su cargo de arzobispo de Buenos Aires
Varios testigos han relatado que que su actuación durante el llamado Proceso de Reorganización Nacional como sacerdote con poder político no solo no ayudó, sino que perjudicó a numerosos sacerdotes y laicos secuestrados, torturados y desaparecidos.
Bergoglio era el superior de los jesuitas en Argentina y retiró, en mayo de 1976, la licencia religiosa a los curas Francisco Jalics y Orlandio Yorio, dos subordinados suyos en la Compañía de Jesús que habían adoptado una posición activista en la defensa de los derechos de los pobres. Ambos sacerdotes fueron secuestrados por un grupo de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA)poco después de perder la protección por orden del nuevo Papa, y se les envió a la ESMA donde fueron torturados. Los curas, según el periodista Horacio Verbitsky, sospecharon que Bergoglio los había delatado.
En abril de 2010, su papel en la desaparición de sacerdotes y el apoyo a la represión habría sido confirmado por cinco testimonios: un sacerdote, un exsacerdote, una teóloga, un seglar de una fraternidad laica que en 1976 denunció en el Vaticano lo que ocurría en la Argentina, y un laico que fue secuestrado junto con dos sacerdotes.
En abril de 2010, su papel en la desaparición de sacerdotes y el apoyo a la represión habría sido confirmado por cinco testimonios: un sacerdote, un exsacerdote, una teóloga, un seglar de una fraternidad laica que en 1976 denunció en el Vaticano lo que ocurría en la Argentina, y un laico que fue secuestrado junto con dos sacerdotes.
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| Bergoglio dando la "comunión" al dictador argentino Jorge Rafael Videla |
Era la época en la que la Conferencia Episcopal Argentina expresaba en sus documentos su apoyo al régimen militar porque "su fracaso llevaría, con mucha probabilidad, al marxismo".
Cinco testimonios de curas y teólogos confirmarían el rol del cardenal durante la dictadura militar argentina en la desaparición de sacerdotes y su apoyo a la represión dictatorial. Los testigos son un sacerdote y un ex sacerdote, una teóloga, un seglar de una fraternidad laica que denunció en el Vaticano lo que ocurría en la Argentina en 1976 y un laico que fue secuestrado y torturado junto con dos sacerdotes que no reaparecieron.
Bergoglio tuvo el privilegio de eludir la declaración pública en el tribunal que juzga los crímenes de la dictadura. En cambio los jueces aceptaron visitarlo en su archidiócesis en octubre de 2010. Como era de esperarse, Bergoglio se comportó haciendo uso de toda la impunidad con la que siempre contó la cúpula de la Iglesia cómplice de los genocidas, y con un cinismo repugnante e inquebrantable, reconociendo que durante la dictadura mantuvo reuniones con los ex integrantes de la Junta Militar Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera.
Después que se vio obligado a reconocer que los dos jesuitas, tras ser liberados seis meses después, le manifestaron que había muchos más secuestrados en el lugar donde estuvieron, la abogada de la parte querellante le preguntó: “¿Y usted qué hizo?”. A lo cual respondió: “Le informé a mis superiores”. “¿Y no hizo ninguna denuncia judicial?”, le insistieron. “No”. ”Pero con la información que tenía, sabiendo que había secuestrados en la ESMA, ¿no hizo nada para intentar salvarlos?”. “Informé a mis superiores”, fue su única respuesta.
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| Otra foto del nuevo papa con Videla |
Además Bergoglio, ahora Papa Francisco, se enfrentó al gobierno argentino de forma muy dura por el proyecto de Ley de Matrimonio entre Personas del Mismo Sexo. El 9 de julio de 2010, días antes de su aprobación, se hizo pública una nota de Bergoglio calificando como una «guerra de Dios» dicho proyecto, que contemplaba que las personas homosexuales pudieran contraer matrimonio y adoptar niños.
En la nota del cardenal primado, dirigida a las monjas carmelitas de Buenos Aires, calificaba el avance legislativo del proyecto como «una movida del Diablo» y en la que alentaba a acompañar «esta guerra de Dios» contra la posibilidad de que los homosexuales pudieran casarse.
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